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Un palestino ha muerto este viernes por disparos del Ejército israelí junto a la frontera de Gaza, lo que hace aún más frágil el alto el fuego. La pérdida de vidas multiplica el resentimiento. Pocos palestinos se oponen a los esfuerzos diplomáticos para conseguir un Estado, pero especialmente las familias que han quedado golpeadas por las últimas guerras también apoyan la resistencia de Hamás para conseguir sus derechos.

Los altos del Golán han vuelto a ser escenario de tensión entre Siria e Israel 45 años después de que el territorio fuera ocupado por Israel durante la Guerra de los Seis Días. En portada ha viajado hasta allí y ha hablado con sus habitantes sirios, que muestran sus diferencias sobre la guerra en Siria y su desconsuelo por la división de familias que provocó la ocupación. También se recogen los testimonios de la población israelí del Golán y su oposición a entregar este territorio a Siria, uno de los principales escollos en las conversaciones de paz entre ambos países

Un agricultor palestino ha muerto y otros 25 han resultado heridos esta mañana en la Franja de Gaza por disparos de soldados israelíes al otro lado de la frontera, según ha informado el portavoz del Ministerio de Sanidad del Gobierno de Hamás, Ashraf Al Qedra.

El suceso, no confirmado por el Ejército israelí pero que supone la primera denuncia de violación de la tregua alcanzada el pasado miércoles, se produjo al este de la ciudad de Khan Yunis, mientras los agricultores visitaban sus tierras después de la Operación Pilar Defensivo.

Al Qedra ha explicado a los periodistas que los 25 agricultores sufrieron heridas entre moderadas y graves e ingresaron el hospital Nasser de Jan Yunis.

Los servicios secretos israelíes han hecho público los datos sobre el sospechoso detenido por el atentado contra un autobús en Tel Aviv, en el que resultaron heridas siete personas. Se trata de un palestino del territorio ocupado de Cisjordania con ciudadanía israelí gracias a un proceso de reunificación familiar.

Los servicios secretos apuntan que podría haber sido reclutado por una célula ubicada en el pueblo cisjordano de Beit Liquia, cerca de Ramala, vinculada a Hamás y la Yihad Islámica.

El atentado se produjo el último día de la ofensiva israelí en Gaza. El presunto sospechoso introdujo la carga explosiva en Tel Aviv a través del coche de su empleador, que aparentemente desconocía el plan, y posteriormente la colocó en el autobús. La explosión se produjo cuando un enlace del sospechoso en Beit Liqia la activó por control remoto a través de un teléfono móvil.

Tan solo unas horas después del atentado una operación conjunta de la Policía, el Ejército y los servicios secretos interiores de Israel detuvo al sospechoso. Los servicios secretos de Israel también han desvelado que miembros de la célula interrogados admitieron haber elegido Tel Aviv premeditamente para estallar la bomba además de haber preparado el explosivo y comprado los teléfonos móviles utilizados para estallar la carga.

Es problable que haya nuevas detenciones en relación a este atentado contra el transporte público en Israel. El último tuvo lugar hace casi dos años cuando una británica murió y otras veinte personas resultaron heridas por la deflagración de una maleta con explosivos situada junto a un autobús.

En Gaza, los palestinos han vuelto a salir a la calle sin el temor a un ataque israelí. Hamás, los islamistas que gobiernan la franja, insisten en que el alto el fuego es un triunfo. El gobierno israelí ha aceptado la tregua presionado por EE.UU., pero mantiene la carta del bloqueo de Gaza, que está en vigor desde 2007. Entre la población del sur de Israel, objetivo de los cohetes palestinos, hay descontento.

En Israel sigue el repliegue de los 57.000 reservistas movilizados. Es una señal de que el alto el fuego se consolida. Pero el primer ministro Netanyahu ha advertido, de que si Hamás no respeta la tregua, "habrá una acción militar más severa".

Más de un millar de gazatíes han participado en una marcha para celebrar el alto el fuego y lanzar un mensaje: los palestinos de Gaza y Cisjordania tienen que estar unidos. Con el alto el fuego, las milicias de Gaza han cambiado los cohetes por la propaganda e intentan mostrarse victoriosas, por haber mantenido en vilo a la población israelí.

En Gaza miles de personas han tomado las calles para celebrar el acuerdo de alto el fuego entre israelíes y palestinos. Después de ocho días esta noche ha sido la primera sin bombardeos sobre la franja.

Los reservistas vuelven a casa. El Ejército israelí ha empezado a desmovilizar a los soldados de tierra. Pero en la frontera con Gaza se queda de momento el armamento pesado. Una advertencia por si la tregua fracasa.

El sur de Israel, la zona más expuesta a los cohetes, intenta volver a la normalidad. Pero todavía no se ven niños en las calles. Y los colegios están cerrados. La desconfianza es generalizada.

El papel de Egipto ha sido fundamental para que Israel y Hamás alcanzasen un acuerdo, y va a ser también decisivo a la hora de que la tregua se mantenga. El Gobierno del islamista Mohamed Mursi ha asumido desde el primer momento el papel de moderador, pero sin perder de vista los intereses de Hamás.

Gaza intenta volver a la calma tras ocho días de bombardeos a los que ha puesto fin una tregua entre Hamás e Israel