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Dicen los expertos que las repercusiones de una suspensión de pagos de Estados Unidos serían catastróficas, aunque no hay precedentes. Pero, precisamente por eso, todos coinciden en que no se llegará a esa situación.

El Deutsche Bank, el principal banco alemán, acabó 2012 con una imagen dañada por las investigaciones judiciales sobre la manipulación de los tipos de interés o las acusaciones de maquillar sus cuentas. Sus resultados también salieron perjudicados: ganó un 85% menos que el año anterior después de las abultadas pérdidas que registró en el último trimestre, cuando se dejó más de 2.000 millones. El año 2013 también le ha traído sinsabores. En julio JP Morgan advirtió de que la entidad necesitará 12.000 millones para cumplir con las condiciones de capital que exige la normativa internacional. Solo un día después, la agencia S&P le bajó la nota.

La misma agencia de calificación de riesgos puso a principios de año en perspectiva negativa a los principales bancos franceses. El año pasado ya había rebajado la calificación a BNP Paribas, que se ha quedado fuera del 'ranking' de las 50 entidades más seguras del mundo elaborada por la revista Global Finance. Tampoco figura Credit Agricole, que acabó 2012 con unas pérdidas de casi 6.500 millones, una cifra récord, por la venta de su filial griega. El Centro para la gestión del riesgo de Lausana, formado por un grupo de profesores, ha desarrollado una herramienta para medir los riesgos sistémicos y ha llegado a la conclusión de que el sistema bancario francés sería el más sensible a una catástrofe en las bolsas. Es el más apalancado de Europa.

En cualquier caso, las nuevas pruebas de resistencia se enfrentan al reto de evitar algo que ya sucedió en 2011: entonces, el banco franco belga Dexia aprobó con nota los test de estrés: solo tres meses después tuvo que ser rescatado de la quiebra.

Los 28 ministros de Economía y Finanzas reunidos este martes en el Ecofin tratarán de aprobar definitivamente todas las normas necesarias para que, en otoño del año que viene, empiece a funcionar el supervisor común de la banca europea. Para ello tendrán que superar las diferencias sobre el proceso de resolución que aplicarán las entidades con problemas y la creación de un fondo común de garantía.

Los ministros de Economía de la eurozona examinarán este lunes la situación de la banca española a partir del informe preliminar de la troika tras su cuarta visita a Madrid y debatirán la marcha de los rescates de Grecia, Portugal e Irlanda, así como los preparativos para la nueva ronda de test de estrés que realizará el año que viene el Banco Central Europeo a las grandes entidades de la eurozona.