El cierre de los laboratorios durante el confinamiento frenó en seco la investigación contra el cáncer. Se trata de experimentos a largo plazo con muestras muy valiosas, que en muchos casos ha sido imposible recuperar, con un alto coste económico, pero sin un rescate o dinero extra.
Casi 11 meses después la actividad no se ha recuperado al 100%. La parálisis afecta también a los ensayos clínicos, que según la Asociación española contra el cáncer frenaron el reclutamiento de pacientes hasta en un 30 % en la primera ola, y ahora en la tercera vuelve a suceder.