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El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha difundido este viernes un vídeo que muestra el impacto en Afganistán de la GBU-43 Massive Ordnance Air Blast (MOAB), un gigantesco proyectil de casi diez toneladas de peso que constituye la mayor bomba no nuclear del arsenal estadounidense, y que fue lanzada este jueves contra un sistema de cuevas del Estado Islámico en una zona fronteriza con Pakistán. Según las autoridades afganas, habría decenas de combatientes muertos, aunque el grupo yihadista niega haber sufrido bajas.

La tensión por los ensayos nucleares de Corea del Norte sigue en aumento. El régimen de Pyongyang mantiene su tono desafiante hacia EE.UU, dice que irá a la guerra si es necesario y que hará una nueva prueba cuando lo crea oportuno. China ha dicho que el conflicto podría estallar en cualquier momento.

La llaman la "madre de todas las bombas" y es la más potente de las que existen sin combustible nuclear. Por primera vez, Estados Unidos ha lanzado una bomba como ésta en zona de combate. Ha sido en Afganistán para destruir túneles del autodenominado Estado Islámico. Donald Trump ha dicho que autorizó la operación y que está orgulloso de sus militares.

El coronel del Ejército de Tierra y analista en geopolítica Pedro Baños explica en Las mañanas de RNE que la denominada "madre de todas las bombas" lanzada por EE.UU. sobre Afganistán se ha empleado de forma propagandística porque, aunque es muy potente, es de explosión aérea no penetrante. "No iba dirigida contra el EI, sino como un mensaje a Rusia, Irak y Corea del Norte", afirma. Una bomba que, por cierto, cuesta 16 millones de dólares.

Igual que el ataque lanzado contra Siria, son acciones de índole política, no militar, tal como asegura. Rechaza la posibilidad de que pudiera lanzarse sobre la franja de Gaza, porque la masacre sería mayúscula dada la densidad de población. 

Sobre la operación que la marina norteamericana va a desarrollar en Corea del Norte, señala que este país no es Siria. Se trata, subraya, del país más homogéneo del mundo. Si sufriera una agresión estaríamos, advierte, ante un país entero puesto en guerra que podría extenderse por toda la península y suponer la muerte de más de un millón de personas.

En un tuit breve y con este juego de palabras. Así ha respondido Carles Puigdemont a la postura estadounidense respecto a sus aspiraciones independentistas. El presidente insinúa que estos comunicados son un asunto más nacional que internacional. La oposición, en cambio, los ve lógicos. Desde Ciudadanos reprochan a Puigdemont que perjudique la imagen de los catalanes con sus viajes. El PSC asegura que la internacionalización del proceso soberanista no está funcionando. Los populares han presentado los documentos que -dicen- prueban que Puigdemont mintió.