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La catedral de Notre Dame reabrirá sus puertas al público el fin de semana. Lo hará con actos religiosos, culturales y festivos a los que están invitados varios líderes mundiales. El presidente de la república, Emmanuel Macron, ha visitado este viernes la catedral para ver el resultado después de cinco años de obras tras el incendio. Los trabajos en Notre Dame han dado una nave central más luminosa y limpia, con un nuevo mobiliario litúrgico de bronce. La estructura superior de madera de la Edad Media que las llamas dañaron gravemente ahora contará con un sistema antifuego de nebulización de agua. Macron ha recorrido también la vertiente norte del coro y el gran órgano, el más grande de Francia.  

Los trabajadores de las centrales eléctricas ucranianas luchan en su frente particular de la guerra. Se afanan en reparar lo que Rusia destroza con misiles que dejan a más de un millón de ucranianos en apagón total. En esta instalación, de la que por seguridad no pueden dar la ubicación, trabajan sin descanso para seguir suministrando energía a los ciudadanos a pesar de los bombardeos que se ciernen sobre ellos.

Rusia considera las instalaciones energéticas como un objetivo legítimo de la guerra. Esta planta ha sido atacada en múltiples ocasiones en el último año. El Kremlin ha amenazado con golpear nuevos objetivos con misiles hipersónicos, incluidos los centros de decisión de Kiev.

Josep Borrell se despide como alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores en 'Las Mañanas de RNE' con "una enorme frustración" por la incapacidad para parar la masacre en Gaza. "La tregua en Líbano es muy frágil, pero, por lo menos, no va a llevar un cortejo de muertos y destrucción. En cambio, en Ucrania las cosas van peor, no podemos estar satisfechos de cómo van las cosas", asegura Borrell. Sobre la situación en Gaza, el alto representante considera que el mundo no es consciente de lo que está pasando allí. "No somos capaces de conseguir que se abran las puertas y entre ayuda para que los palestinos sobrevivan".

Respecto a cómo afectará en Ucrania la llegada de Trump a la Casa Blanca, Borrell insiste en que dejar de ayudar a Ucrania "y ponerla de rodillas delante del Kremlin sería una manera rápida, pero profundamente injusta y dramática de acabar una guerra". "Yo no quiero que esa sea la forma de acabar esa guerra. ¿Trump la quiere acabar así? ¿Tiene otra solución? No lo sabemos". Josep Borrell asegura que el mundo "está mucho peor" que hace 5 años y subraya que "hay que espabilar, hay que levantarse y ponerse a trabajar". "La guerra de Ucrania fue un despertar. Los tiempos son difíciles y la posición de Europa es frágil".