Europa mira con preocupación lo que ocurre en Francia, uno de los pilares de los Veintisiete. El miércoles, caerá el gobierno del primer ministro Michel Barnier, sólo tres meses después de su designación. Lo derribará, por primera vez en 60 años, una moción de censura, que apoyarán tanto la ultraderecha como la izquierda, por lo que el país se enfrenta a un escenario incierto. Con la popularidad más baja en sus siete años de presidencia, más de la mitad de los franceses responsabilizan a Emmanuel Macron de la inestabilidad política tras su decisión el pasado mes de junio de convocar elecciones legislativas anticipadas.
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