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Coincidiendo con que se cumplen 50 años de la Dolce Vita de Federico Fellini, Italia rinde homenaje a los años dorados del cine, cuando uno se podía cruzar por las calles de Roma con Jack Lemmon o Charlton Heston. Una exposición de fotografías inéditas muestra a aquellas estrellas, indiscutibles y cercanas.

Francia vive este jueves la quinta jornada nacional de protestas contra la reforma de las pensiones. Es el segundo día consecutivo de huelga general que comenzó este miércoles a las 20:00 horas. Los primeros datos de participación indican que hay un ligero descenso en el número de huelguistas con respecto a la última convocatoria del pasado día 7, aunque sin embargo, el país se encuentra paralizado por la falta de servicios de transporte y los cortes de tráfico programados por las manifestaciones que recorren las calles de las principales calles del país. La empresa nacional de ferrocarriles, SNCF, ha informado de que secunda el paro un 37,06% de la plantilla, mientras que el sindicato CGT ha situado la cifra en el 49,85%. A falta de la confirmación oficial de datos sobre el impacto de la huelga en el transporte aéreo, la previsión es, según la Dirección General de la Aviación Civil (DGAC), que se anule la mitad de los vuelos programados en el aeropuerto parisino de Orly y el 40% en el de Charles de Gaulle. En el tráfico ferroviario, las previsiones indican que se anulará la mitad de los trenes de alta velocidad y que las perturbaciones serán muy inferiores en las líneas con el extranjero. Un total de 50 vuelos de la red de Aeropuertos Españoles y navegación Aérea (AENA) entre España y Francia habían sido cancelados a las 9:00 horas de este jueves como consecuencia de la jornada de huelga general que se vive desde este miércoles por la tarde en el país galo, según han informado a RTVE.es fuentes de la organización aeroportuaria.

La segunda huelga de 24 horas en un mes que han lanzado los sindicatos franceses contra la impopular reforma de las pensiones impulsada por el Gobierno de Nicolás Sarkozy.

Alarma o alarmismo, es el mensaje repetido desde hace días desde Francia. Primero se evacuó la torre Eiffel, tras un falso aviso de bomba. Después se supo que Argelia alertó de la posible presencia de una kamikaze en París. Amenazas que vendrían siempre de la misma rama de Al Qaeda: la del Magreb Islámico. Entre sus argumentos: la ley del burqa, la presencia de Francia en Afganistán, y sobre todo, la venganza que juraron tras el ataque en julio a uno de sus campamentos. Murieron siete terroristas. El mismo número de personas que Al Qaeda ha raptado al norte de Níger. Cinco de ellos son franceses. Y al frente de la operación estaría Abu Zeid: un sanguinario terrorista responsable de la ejecución de otros dos rehenes occidentales. Distintas fuentes sitúan ahora a los secuestrados en una zona montañosa que separa Mali de Argelia. Sarkozy ha prometido movilizar todos los medios disponibles, y hasta una docena de aviones rastrean ya día y noche el desierto. Mientras, las fuerzas especiales esperan en los países fronterizos. La intervención militar dependería de asegurar el objetivo, y no cometer errores anteriores.

En estos 20 años, la antigua alemania comunista ha perdido un 30 por ciento de su población, la renta per cápita de sus ciudadanos es también un 30% menor y la tasa de paro triplica la de algunas ciudades del Oeste de Alemania.

Francia ha desplegado un dispositivo militar en la región africana del Sahel para intentar localizar y rescatar a los trabajadores de una empresa francesa secuestrados en Níger la semana pasada. Al Qaeda en el Magreb se atribuyó anoche, en un comunicado, el rapto.