Según el documento de base que debatirán los obispos en el Sínodo, los divorciados pertenecen a la Iglesia y no hay que discriminar a los homosexuales. Esos dos enunciados están contenidos en la "relatio disceptationem", texto que engloba las posiciones que expondrán durante dos semanas los padres sinodales, los obispos con voz y voto en la asamblea, y que fue leída por el relator general del Sínodo, el húngaro Peter Erdo.