Israel ha instalado durante la mañana del domingo nuevas cámaras de seguridad en la entrada de la Explanada de las Mezquitas mientras el gabinete de Gobierno debate en su reunión semanal si retirar los detectores de metales que han provocado masivas protestas y una escalada de violencia en el Jerusalén Este y Cisjordania que ha costado la vida a cinco palestinos y tres israelíes.
La policia de fronteras de Israel vigila la Puerta de Los Leones la más utilizada para llegar a la mezquita Al-Aqsa, donde se han instalado cinco arcos detectores de metales. El gobierno de Israel los colocó después de que la semana pasada mataran a dos policías en este lugar santo para musulmanes y judíos. Desde entonces se han sucedido las protestas.
Al menos tres palestinos han muerto y otros 400 han resultado heridos, así como cuatro policías israelíes, durante las protestas que se han desencadenado este viernes en la Ciudad Vieja de Jerusalén y en otras localidades palestinas de Cisjordania contra las restricciones impuestas por Israel para acceder a la Explanada de las Mezquitas, que han reavivado el enfrentamiento entre ambas comunidades en los territorios ocupados.
Al menos 50 personas resultaron heridas en los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad israelíes en la zona antigua de Jerusalén. Los palestinos rechazan pasar pos los detectores de metal impuestos por Israel.
El embajador de Israel en España, Daniel Kutner, ha defendido en Las mañanas de RNE las medidas de seguridad implantadas por las autoridades israelíes en los accesos a la Explanada de las Mezquitas, en Jerusalén, tras el ataque en el que han muerto dos policías y los tres agresores, árabe-israelíes. "Lamentablemente, la agitación no ha terminado y ha habido disturbios en estas noches debido a las medidas extras de seguridad que, en realidad, están destinadas a beneficiar a los propios visitantes", ha explicado Kutner.
Israel, que prohibió el acceso tras el atentado del viernes, ha aumentado las medidas de seguridad.
Tres árabes israelíes han sido abatidos en la Explanada de las Mezquitas, donde habían huido tras abrir fuego contra policías israelíes y matar a dos de ellos en la Ciudad Vieja de Jerusalen. Tras el ataque, las autoridades de Israel han decretado el cierre del recinto de la Explanada, lugar sagrado tanto para judíos como para musulmanes.
