Hasta los años 80, ni aparecían en los mapas. Lo prohibía un decreto de los años 30... que las consideraba "transitorias". Pero la miseria y los narcotraficantes, que en ellas encontraron el lugar perfecto para sus operaciones, las perpetuaron y, hoy, Río de Janeiro es una ciudad flanqueada por un millar de favelas donde viven -se calcula- más de 2 millones de personas... Hace una semana, el ejército y la policía entraban en las de Manguiños y Yacaresiño con el objetivo de pacificar una zona llamada "Cracolandia" por el alto índice de vendedores y consumidores de crack... En los últimos 4 años, otras favelas, más de 20, en conjunto o en parte, como la famosa Rosiña, han iniciado el camino de la integración... Y dados los buenos resultados, asegura José Beltrame, el responsable de la Seguridad de Río, es una política que va a continuar. Sólo así, se aseguran de que las madres puedan llevar tranquilas a sus hijos a la escuela...
Ahora, además, las autoridades quieren borrar direcciones improvisadas como el de la "Avenida de la Muerte"... y, oficialmente, dar nombre a las calles de las favelas pacificadas para que cualquiera pueda tener una dirección postal, ser visible y sentirse ciudadano, aunque la medida también permitirá a las compañías eléctricas, por ejemplo, localizar usuarios y entregar recibos de luz... para que los paguen. Por tanto -y lo saben- no va a ser tampoco una tarea fácil...