Felisa llevaba años esperando este momento, poder contarle al juez porque cree que su hijo nacido hace 34 años no murió tal y como le dijó una monja llamada Sor María poco después del parto.
Ocurrió el 26 de mayo de 1978 en la Casa de la Madre de Madrid. Ni ella ni su marido pudieron ver al bebé muerto. El abogado de la acusación también señala otras irregularidades como que la licencia de enterramiento este en blanco, o que no se utilizaran los modelos oficiales para certificar su muerte. También sospechan del enorme interés que demostró una monja llamada Sor María por el bebe que iba a tener Felisa.