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Treinta y seis mil personas siguen, diez años después, sin poder volver a sus hogares. La llaman "zona de difícil retorno", un "radio maldito" de 20 kilómetros en torno a la central nuclear Daiichi en Fukushima. La descontaminación podría durar hasta 2050. Tras 250 mil millones de euros consumidos en la reconstrucción, el COVID ha retrasado hasta este año unos juegos olímpicos con escaso beneficio porque no podrán asistir extranjeros, pero quedarán como escaparate del esfuerzo. La antorcha pasará por lugares aún abandonados como Namie. La escuela Okawa de Ishinomaki es un símbolo. El tsunami mató aquí a 74 estudiantes y 10 profesores. Noriyuki perdió a su hija Mai y ahora será porteador de la antorcha olímpica. A las cicatrices se suma la pandemia, que parecía controlada pero golpeó con fuerza en enero. El PIB japonés no se recupera desde el bajón de 2011 y más un millón de metros cúbicos de agua radiactiva amenazan aún a la vital industria pesquera porque podrían verterse al océano. En el llamado "teléfono del viento" algunos buscan consuelo. Son llamadas sin respuesta a los ausentes desde hace diez años, y lágrimas de alivio.

Aniversario del accidente nuclear

Fukushima, muerte y vida diez años después

  • Juanma Cuellar fue miembro del equipo de periodistas de RTVE desplazado a la zona hace una década
  • Recordamos el tsunami, provocado por un terremoto de magnitud 9, que afectó a los reactores de la central de Fukushima

Una de las arterias del sector cultural son los museos, otros de los grandes afectados por la crisis sanitaria provocada por el coronavirus. El Metropolitan de Nueva York, por ejemplo, ha reconocido que se plantea vender algunas obras para poder mantenerse a flote. La ausencia de turistas ha vaciado muchos de estos espacios. La pandemia ha golpeado en lo económico, pero también ha puesto de manifiesto la necesidad de cambiar las formas de trabajar porque si montar una exposición nunca fue fácil, ahora es el doble de complicado. Las obras de arte tienen tantas dificultades para viajar como las personas y eso obliga a tirar de imaginación y tecnología para seguir adelante con la programación. Desde 24 horas de RNE, Ángela Núñez nos lleva de paseo por varios museos que luchan contra la pandemia.