Dos ganaredos, uno de Villafranca de Ebro y otro de Alfajarín, José Antonio Moreno y Jesús Ferrer, y un agricultor, Pedro Lapuente, de Fuentes de Ebro, en Zaragoza, enseñan sus terrenos una semana después de que el río inundara sus negocios. Han quedado anegados y los tres piden al Gobierno de Aragón que cuide el cauce del río y lo limpie periódicamente para que no se desborde.