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Vas a morir, y eso te convierte en una persona con suerte, con mucha suerte. La mayoría de las personas nunca morirán, porque nunca nacieron.

Preocupado por si hay un hombre más guapo que él, el caballero de nuestra historia intentará averiguar la verdad. Una verdad que conllevará una gran lección.

Aitor Sastre tiene 29 años. Desde que era muy niño empezó a consumir drogas. Ya fumaba porros con 11 años. Aquello le hizo perder contacto con la realidad: acabó viviendo en la calle y fue condenado por una agresión. Ha pasado por varios ingresos en hospitales. Para su recuperación fue fundamental acudir a AGIFES: la Asociación Guipuzcoana de Familiares y Personas con Problemas de Salud Mental. Allí adquirió confianza suficiente como para utilizar su experiencia con las drogas para ayudar a los demás. Hoy día, imparte charlas en colegios, universidades y foros de profesionales sanitarios. Con orgullo, Aitor Sastre asegura que está "limpio de drogas" desde hace seisaños.

Enlace de interés: www.agifes.org

Dos grandes amigos están a punto de perderse por no hablar las cosas. Pues cuando uno duda de algo, cuando uno desconfía, siempre es mejor preguntar.

Aunque los dos hombres de esta historia buscan conseguir lo mismo, su actitud y su esfuerzo será muy diferente. Pues no todos están dispuestos a sacrificarse por lo que tanto ansían.

Siguiendo las palabras de una antiquísima historia, vamos a reflexionar sobre el valor de las cosas y sobre lo que sucede cuando no las cuidamos.

Rodrigo Fredes tiene 53 años y vive en Chile. Asegura que ha superado todas las torturas a las que ha sido sometido por la psiquiatría oficial, salvo el electroshock. No acepta ninguno de los diagnósticos que se le han puesto. Si hubiese que elegir alguna etiqueta, el prefiere la de la "drapetomanía", que es la necesidad que tenían los esclavos por alcanzar la libertad. Rodrigo lleva años sin medicarse. A cambio, ha encontrado alivio en terapias alternativas naturales. Forma parte del Movimiento por los Derechos Humanos en Salud Mental y ha representado a sus compañeros chilenos en encuentros internacionales a los que ha asistido en Latinoamérica y Europa.
José Manuel Cámara Sáez (en Facebook)
Twitter @GramodeLocura @ideasanonimas
Mi blog: www.euskizofrenia.blogspot.com 
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Dispuesto a librar a su pueblo de los temibles demonios, nuestro protagonista reunirá un pequeño y valioso ejército y se enfrentará a ellos.

Os contamos la historia de un conejo que siempre quiso ser otra cosa: siempre quiso ser más grande. Junto a él reflexionaremos sobre lo que sucede cuando nada nos parece suficiente.

Nada como la libertad que se siente en el silencio de un lago de montaña. Con un poco de suerte, en un día quieto, puedes llegar a oír el aleteo de un jilguero sobre la tersa superficie del agua. Bajo ella, la vida prolifera con ímpetu, espoleada por la tranquilidad.

Recuperamos una antigua leyenda maya que narra la historia de cómo un Dios quiso premiar a un conejo. Es decir, de porqué en la luna puedes ver la figura de un conejo.

Jonathan Yuste tiene 30 años. Es de Murcia. Recuerda con dolor los seis meses que estuvo prácticamente sin hablar después de su primer brote psicótico. Sabe lo que se sufre atado y sobremedicado en un psiquiátrico. Drogas como el cannabis o la cocaína estuvieron en el origen de sus problemas de Salud Mental. Las actividades que desarrolló en la Asociación Afemce le sirvieron para alcanzar la recuperación después de un diagnóstico de esquizofrenia. Jonathan ya no se medica salvo con pastillas de felicidad que le permiten disfrutar cantando.

Enlace de interés: https://www.afemce.com/

Encantados con el comportamiento de su hijo, protagonista de nuestra historia, sus padres le regalarán un pájaro. Un gran premio que le hará muy feliz pero que, con el tiempo, le llenará de tristeza.

Dos personas diferentes le harán la misma pregunta al anciano de nuestra historia, y a cada uno de ellos les dará una respuesta diferente. Y lo hará por un motivo muy importante.