¿Cómo son las guerras sin tiros del siglo XXI? ¿Por qué cada los estados libran cada vez más batallas donde sus armas son las fake news, la economía, el deporte o hasta los memes? ¿Qué dos guerras están en juego en Ucrania? Lo analizamos con el escritor británico, Mark Galetotti, que acaba de publicar en España el libro ‘Todo es un arma. Una guía de campo para las nuevas guerras’, editado por Desperta Ferro.
Además, Bogdan nos cuenta que el primer ataque ruso con drones sobre Leópolis no ha alterado la relativa normalidad que reina en esa ciudad del oeste de Ucrania.
Si hay un símbolo que representa la guerra fría, ese es el teléfono rojo que conectaba Washington con Moscú. Y que ni era un teléfono, ni era rojo. El sistema se puso en marcha cuando el mundo contenía la respiración por la crisis de los misiles de Cuba, hace 60 años. Y el cine desató nuestra imaginación
Esta madrugada Rusia ha atacado Ucrania con 30 drones kamikaze que, a pesar de haber derribado 28, han acabado impactando en el país. Solo contra Kiev se han lanzado una veintena de dispositivos y, aunque han sido repelidos, han alcanzado un punto de infraestructura crítica en la ciudad de Leópolis. También han bombardeado la región de Zaporiyia, donde el combate se ha intensificado en los últimos días.
El Ministerio de Defensa de Rusia ha asegurado que Ucrania planea atacar la península de Crimea con cohetes HIMARS, suministrados por EE.UU., y misiles de largo alcance Storm Shadow, facilitados por Reino Unido. Shoigu ha advertido de que el uso de estas armas "fuera de la zona de operación militar" significaría que EE.UU. y Reino Unido están totalmente implicados en el conflicto.
Las autoridades militares ucranianas aseguran que cada día recuperan más terreno a los rusos y su contraofensiva va liberando zonas bajo control de Moscú, pero ese repliegue deja un peligro escondido: hay miles de minas enterradas.
Sirius es un miembro más de la 37 unidad de artificieros del Ejército ucraniano. Con tan solo tres años atraviesa el umbral de una casa en la que hay explosivos ocultos en una de las aldeas que Ucrania ha reconquistado en la provincia de Járkov.
Desminar en terrenos urbanos es mucho más difícil y arriesgado. Por eso, para ayudar a salvar las vidas de los artificieros es imprescindible la ayuda de perros como Sirius.
Sigue la guerra entre el grupo mercenarios Wagner y el Ministerio de Defensa ruso, una lucha de poder que mantienen desde hace tiempo. Finalmente, Vladímir Putin ya ha tomado partido. Defensa exige que todos los cuerpos de voluntarios firmen un contrato con el ejército ruso y el presidente ruso ha respaldado la decisión. Algunos como el grupo checheno Ajmat ya lo han hecho, pero el jefe de Wagner se niega. "Tengo ya 20.000 soldados muertos, ¿también ellos tienen que firmar?", se queja Prigozhin.
La ciudad de Járkov está almacenando los proyectiles que caen en su territorio como prueba contra Rusia, a la que Ucrania acusa de crímenes de guerra en el país. Los restos de cohetes, drones o misiles se guardan en un recinto donde se analizan para saber su origen y los daños ocasionados. Ya se cuentan por centenares, pero la Fiscalía ucraniana asegura que no alcanzan ni la mitad de los que han caído en la región desde 2022. Foto: Genya SAVILOV / AFP.