¿Qué buscaba Prigozhin con su marcha hacia Moscú? ¿Fue un canto del cisne a la desesperada o formaba parte de un plan estudiado para hacerse con el poder? ¿Cómo reaccionará Putin tras la debilidad mostrada ante el motín del jefe del grupo Wagner? Lo analizamos con Ian Garner es historiador, especialista en la cultura rusa y la propaganda de guerra y autor del libro 'Generación Z: la juventud fascista de Rusia'.
Julia nos cuenta que en Kiev el motín de Prigozhin ha sido recibido como una buena noticia porque muestra que los rusos están divididos, aunque los ucranianos son conscientes de que un posible sustituto de Putin no tendrá menos hambre de guerra.
Nuestro enviado especial a Ucrania, Fran Sevilla, nos habla también de cómo vivieron muchos ucranianos el motín frustrado del jefe del grupo Wagner.
El jefe del grupo Wagmer, Yevgueni Prigozhin, ya está en Bielorrusia. Lo ha confirmado el presidente del país, Alexander Lukashenko, quien ha informado a sus militares de algunos de los detalles del pacto alcanzado con Rusia. Por ejemplo, que durante el motín puso a todas las tropas listas para el combate.
Mientras, en Rusia, Putin trata de recuperar la iniciativa. Primero, con un mensaje a las tropas a las que ha asegurado que evitaron una guerra civil. Luego, en una reunión con altos funcionarios, ha explicado la relación con Wagner.
Serguéi Lavrov ha confirmado que, a pesar del motín contra Putin este fin de semana, varios centenares de miembros de Wagner van a continuar trabajando en Mali y República Centroafricana. "Europa y Francia en particular han abandonado estos países", ha dicho el ministro de exteriores ruso, que asegura que les han pedido instructores militares para garantizar la seguridad de sus líderes.
El grupo Wagner fue identificado por primera vez en 2014, cuando respaldaba a las fuerzas separatistas prorrusas en Donbás y Crimea. Aquella organización nebulosa con la que el Kremlin negaba entonces cualquier vínculo extendió sus operaciones por Oriente Próximo y África. En Siria, según el observatorio sirio de derechos humanos, ha participado en la guerra civil del lado del presidente Bachar el Asad, aliado de Putin.
En Libia, el gobierno reconocido por la ONU en Trípoli denunció la presencia de mercenarios de Wagner apoyando a su rival, el general Haftar.
Una investigación del New York Times mantiene que Moscú extiende su influencia por África mediante estas tropas, que se alían con señores de la guerra a cambio de concesiones mineras de oro, diamantes o uranio.
"No sabemos qué va a pasar con Wagner en África" ha dicho el Departamento de Estado de Estados Unidos. Ahora está por ver si la liquidación del grupo en Rusia tiene consecuencias en esos países donde este ejército privado ha servido también para combatir el yihadismo.
FOTO: Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia / Via AP
El enviado especial de RNE a Ucrania, Fran Sevilla, se encuentra en Orejov, uno de los frentes más activos en medio de la contraofensiva ucraniana y donde más están avanzando las fuerzas ucranianas. También están avanzando en Bajmut tratando de aprovechar el desconcierto de los rusos tras la abortada rebelión de Prigozhin.
“Cada vez que nos pongamos a hablar de Rusia hay más preguntas que respuestas”, ha indicado en Las Mañanas de RNE la corresponsal de TVE y autora del libro ‘El año que llegó Putin’, Anna Bosch. La especialista en el Kremlin ha analizado la situación vivida en los últimos días entre Vladimir Putin y el dueño del Grupo Wagner, que a su parecer ha tenido como resultado que el presidente ruso sea ahora “muchísimo más débil de lo que era el viernes”, y recuerda que “a veces los golpes de Estado fallidos no son tan fallidos”, como ya ocurrió con Gorbachov y la URSS.
Bosch ha resaltado que desde occidente no somos capaces de entender la totalidad de las acciones de Putin porque “lo vemos desde nuestra visión”, y subraya que, al contrario de lo que podamos pensar, “Putin nunca se va a sentar a negociar” porque, dice, “tiene una mentalidad de guerra”.
Mira Milosevic, investigadora principal para Rusia, Eurasia y los Balcanes del Real Instituto Elcano, ha sido entrevistada en 'La Noche en 24 horas' y ha asegurado que "esto no era un golpe de Estado, porque Prigozhin no tiene capacidad para organizarlo. Es una improvisación".
La escritora ha comentado que "subordinarse al ministro de Defensa y al jefe del Estado Mayor era una humillación para Prigozhin" y ha añadido que "Putin no ha nombrado a Prigozhin, esto es lo que ocurre cuando se quiere ignorar a un adversario".
También ha elucubrado que "puede que Putin quiera deshacerse de Prigozhin y Lukashenko lo haya querido contratar". "Prigozhin no tiene capacidad de representar los intereses de las élites políticas de Rusia, por lo tanto, no iba a tener los apoyos para tomar el poder", ha aseverado Milosevic.
Ha concluido con un análisis de la situación actual de la guerra en Ucrania: "La estrategia de Rusia es defensiva. Se enfoca en defender las posiciones de la contraofensiva ucraniana".
En una declaración de cuatro minutos, el presidente ruso ha vuelto a acusar de "traición" a los organizadores del motín, pero ha asegurado que la mayor parte de los soldados de Wagner son "patriotas". Ha advertido que esta "aventura" podría haber destruido al país. Asimismo, ha querido agradecer a Lukashenko, presidente de Bielorrusia su mediación entre el grupo de mercenarios y el Kremlin.
José María Faraldo, historiador y profesor de la UCM y autor de ‘Sociedad Z. La Rusia de Vladimir Putin’ y ‘Rusofobia’, ha confesado en Las Mañanas de RNE que ya se sabía que la tensión entre el Grupo Wagner y Putin estaba creciendo, pero que no se esperaba llegar hasta este punto. “Putin ha demostrado una debilidad tremenda, pero también que su autoritarismo funciona”, ha asegurado Faraldo y explica que es difícil predecir cómo va a actuar el presidente ruso aunque no cree que ocurra nada más de lo que ya se ha visto este fin de semana. “Su sistema se ha consolidado y puede haber un ‘putinismo’ sin Putin, incluso”, considera y ahora en cuanto a la guerra en Ucrania cree que se encuentra en una especia de guerra congelada y que es “lo que mejor le viene a Putin.”
En las calles de Moscú intentan volver a la normalidad después de la rebelión militar del grupo mercenario Wagner. Aunque aún se puede ver parte del dispositivo de seguridad que se puso en marcha ayer. Se han levantado la mayoría de restricciones, pero se mantiene la alerta antiterrorista. Las excavadoras tapan las zanjas que ayer se cavaron para frenar el avance del grupo Wagner desde otras regiones rusas y los carteles publicitarios de la milicia han desaparecido de las calles en cuestión de horas.