El miedo y la preocupación se extienden ante la reapertura de fronteras de China en un momento en que el COVID se expande allí sin control. Muchos países temen que la llegada de viajeros provoque la aparición de nuevas variantes. La Unión Europea no tomará por ahora medidas, y pide una acción coordinada de los Veintisiete. Aunque en Italia, donde ya han detectado viajeros contagiados, se han adelantado.
Desde el jueves por la mañana está en vigor una ordenanza del Ministerio de Sanidad que obliga a todos los pasajeros que lleguen desde China a someterse a un test para detectar si son portadores del virus. Primero un test rápido y quienes sean positivos o incluso los que tengan síntomas de gripe se harán un test molecular. Los aeropuertos italianos están de nuevo preparados como cuando llegó la pandemia, y allí mismo se han instalado los puestos donde se harán las pruebas del COVID.