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Se trata de una iniciativa que pretende limitar las escuchas telefónicas a los sospechosos y penalizar su publicación. Según la oposición, el gobierno de Berlusconi busca silenciar sus propios escándalos.

  • Los últimos casos destapados resucitan el fantasma de la corrupción en Italia
  • Berlusconi llegó al poder con una imagen de limpieza que ahora se resquebraja
  • La corrupción ha pasado de financiar partidos a lucrar a sus miembros