Todos los años se producen miles de terremotos en España. La mayoría, el 90 por ciento, imperceptibles para la población. Granada, Málaga, Almería, Murcia y el sur de la comunidad valenciana son las zonas con mayor actividad sísmica de toda la península. Un dato clave, según el catedratico de ingeniería civil en la Universidad de Alicante, Salvador Ivorra, a la hora de diseñar viviendas e infraestructuras.
Cádiz y Huelva son también zonas potencialmente peligrosas seguidas del Pirineo y la parte más oriental de Galicia en este ranking de riesgo sísmico. La sismología es una ciencia avanzada capaz de detectar la actividad del planeta y trazar mapas de riesgo. Pero a pesar de ello, no es posible anticipar con precisión cuando se van a producir un gran terremoto. La mejor prevención posible es estar preparados para el seísmo.
Según un estudio del grupo de Ivorra, cerca de la mitad de los edificios con más de 50 años de antigüedad construidos en primera línea del mar en localidades del Levante están en riesgo de sufrir daños por un terremoto de magnitud 6 en la escala Richter. La causa --explica el catedrático de la Universidad de Alicante-- es el deterioro de sus estructuras de hormigón, levantadas con los materiales de la época y muy sometidas a la erosión provocada por el viento y --sobre todo-- por el salitre marino.
Especial atención merecen los edificios que forman parte de nuestro patrimonio histórico cultural en los que es necesario un correcto protocolo de actuación y la adopción de medidas preventivas que no alteren su calidad artística. Un ejemplo a seguir lo tenemos en Italia.
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