En Rusia, el 9 de mayo se celebra la victoria sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. Es una de las fechas más importantes del calendario ruso, en la que el presidente, Vladímir Putin, ha presidido un gran desfile militar en la plaza Roja de Moscú. En su discurso, ante miles de soldados y veteranos de aquella contienda, el presidente ruso ha prometido defender firmemente los intereses nacionales frente a lo que califica de creciente rusofobia. Este 76 aniversario llega en un momento de renovadas tensiones entre Europa y Rusia por cuestiones como el conflicto en Ucrania o el encarcelamiento del opositor Navalny. Además de ciberataques y escándalos de espionaje en suelo europeo que han desatado nuevas sanciones contra Rusia, con numerosas expulsiones de diplomáticos de uno y otro lado.
Foto: Desfile militar en Moscú (EFE/EPA/YURI KOCHETKOV)
Alexei Navalny se ha convertido en el mayor desafío a Vladimir Putin. Los seguidores del disidente lo consideran una especie de Mandela ruso y están convencidos de que el Kremlin hará lo imposible por mantenerlo en la cárcel y destruir su movimiento. La última vuelta de tuerca ha sido la orden de la fiscalía de Moscú que ha obligado a disolver su red de campaña. Los fiscales consideran también que la Fundación Anticorrupción de Navalny es una organización "extremista".
La corresponsal de TVE en Moscú Érika Reija acerca a los espectadores a la figura del opositor ruso, al que se ha podido ver este jueves en un juicio después de abandonar una huelga de hambre de tres semanas. Acusa directamente al presidente ruso y a los servicios secretos de envenenarlo y de fabricar acusaciones falsas para meterlo en prisión. La Unión Europea ha aprobado sanciones en protesta contra su encarcelamiento que considera "político".
"Me veo como un cadáver espeluznante y eso que ayer me llevaron a una especie de sauna en la cárcel para mejorar mi aspecto", ha contado el líder opositor ruso, Alexei Navalny.
Le han condenado a una multa de casi 10.000 euros por difamar a un veterano de guerra. Además le han abierto una nueva causa penal que podría añadir más años de cárcel a los dos y medio que ya está cumpliendo por un caso que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos considera fabricado.
La Fiscalía rusa quiere declarar extremistas y prohibir su red de oficinas en Rusia y a su Fundación Anti-Corrupción, que han anunciado este jueves su disolución para evitar la persecución penal.
El líder opositor, Alexei Navalny, ha comparecido desde prisión por videoconferencia en otra vista judicial, sobre su apelación de la condena por difamación de una veterano de guerra dictada el pasado 20 de febrero.
"He adelgazado, peso 72 kilos, lo mismo que cuando estaba en séptimo grado", ha dicho el opositor, que permaneció tres semanas en huelga de hambre, para exigir ser atendido por médicos de su confianza debido al drástico empeoramiento de su salud.
Según la agencia oficial TASS, Navalny ha explicado que el día anterior en prisión lo llevaron a un baño ruso, parecido a una sauna, a fin de que tuviera un "aspecto presentable".
"Me miré en el espejo: soy un esqueleto, un simple esqueleto", ha dicho Navalny.
Horas después de que Vladimir Putin haya pronunciado el discurso sobre el estado de la nación sin hacer referencia a la situación de Alexei Navalny ni a la tensión en la frontera con Ucrania, hemos analizado la situación del país con Carmen Claudín, investigadora senior asociada del centro de investigación en relaciones internacionales CIDOB. Claudín explica que Putin se ha centrado en temas internos porque tiene la vista puesta en las elecciones parlamentarias que se celebrarán en septiembre, donde los temas internacionales son secundarios. En este momento, la oposición a Putin es minoritaria y, por tanto, no centra la política diaria. “La única oposición real que tiene Putin es la que está en la calle, no en el parlamento”. En este sentido, valora que Navalny consiguiera en las últimas elecciones un apoyo del 27% pero añade que tiene un camino muy largo que recorrer hasta convertirse en una verdadera alternativa a Putin. Es un personaje que ha conseguido hacerse un hueco por su insistente denuncia sobre la corrupción de Putin y su abultado patrimonio y que, dice, ha tenido mucho valor al volver al país. “Hay que reconocerle un gran valor. La gente se siente más identificada con él. Más que con el resto de opositores que conocemos”. De cara a la comunidad internacional, Claudine habla de un problema de imagen exterior muy serio que Putin intenta cotrasrrestar con el argumento a los suyos de que “todos intentan arrodillar a Rusia y nosotros lucharemos y contestaremos”.