Por Felipe Fernández.
El Real Madrid ha ganado su décimonovena Copa del Rey frente al FC Barcelona en Mestalla. Los goles los han hecho Di María y Bale pero lo que ha decidido la final ha sido la diferencia de actitud entre un equipo y otro.
El equipo de Ancelotti ha dado una lección de coraje y personalidad como pedía en la previa el técnico italiano. El Barça en cambio se ha mostrado apático y sin recursos como ya le ocurrió en Champions frente al Atlético de Madrid y en Liga frente al Granada.
El jugador argentino fue el reflejo de su equipo. Lo dio todo en la primera mitad hasta vaciarse. Fue el autor del primer gol del partido y, probablemente, el mejor jugador de la final. Tanto en la presión como en el contraataque, en defensa y en ataque; fue la referencia de su equipo hasta que se fue sustituido. Jordi Alba va a tener pesadillas con él en los próximos días.
Por enésimo partido, la estrella del Barça no existió y eso lo nota su equipo. El otrora mejor jugador del mundo deambuló por el césped.
La diferencia en los dos equipos ha sido principalmente uno: El Real Madrid sabía lo que tenía que hacer para ganar al Barça y estaba convencido de que si lo hacía, ganaría. En cambio el FC Barcelona zozobraba con el balón. A pesar de tener el dominio de la posesión, el equipo blaugrana no encontraba puntos débiles en la defensa blanca. Tuvo apenas quince minutos buenos tras el gol del empate de Bartra.
El dibujo del FC Barcelona en Mestalla volvió a ser el mismo que fracasó en la Champions por dos veces: Neymar en banda derecha y Messi libre en el ataque. Se puede entender el planteamiento ya que 'los cuatro bajitos' en el medio del campo aseguran la posesión. Lo que no se puede entender es que el primer cambio, que da entrada a Pedro, llegue pasada la hora de juego. Hasta el minuto 61, Martino no cambió el dibujo.
El canterano sorprendió a todos con su gol de cabeza. Ni por asomo pensaban los madridistas que encajarían un gol por alto. Pudo decantar la final ya que tras el tanto llegaron los mejores minutos de su equipo.
Desafortunadamente, el central dio la de cal y la de arena ya que después de marcar el gol del empate sucumbió ante Gareth Bale en la carrera que decidió la final. Trató de derribarle, incluso le sacó del campo dos metros más allá pero el delantero se plantó delante de Pinto.
El galés ha justificado los 100 millones de su fichaje con la galopada que ha hecho en el minuto 84 de partido. Su gol vale un título.
Iker Casillas volvía a jugar una final y eso es prácticamente sinónimo de victoria. El guardameta no ha sido tan clave como en otras ocasiones y en otras finales pero ha demostrado que sigue estando bendecido una vez más. Corría el minuto 89 de partido cuando un rebote acabó en los pies de Neymar sin nadie por delante en el área, tan solo Casillas.
El remate del brasileño se estrelló contra el palo izquierdo de la meta blanca y el rechace, de los casi 16 jugadores a los que podía caerles, se fue directo hacia las manos de Casillas, las manos del Santo.
Esta final de Copa del Rey era el último cartucho para Gerardo 'Tata' Martino (aunque aún le queda alguna opción en la Liga) y se le ha ido de las manos. Su destino queda ya más que escrito después de la derrota en Valencia. Su crédito se ha agotado.