* Por Óscar López
La selección española de fútbol culmina su año más triunfal con la obtención del Premio Príncipe de Asturias de los Deportes 2010. Se imponen por unanimidad a los finalistas, la montañera Edurne Pasabán y el atleta etíope Haile Gebreselassie. Un galardón que oficialmente va para la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), pero a nadie se le escapa que los principales artífices de dicho logro son los 23 componentes del equipo que, de la mano de Vicente del Bosque, han escrito con letras de oro su nombre en la historia del fútbol al ganar la Copa del Mundo 2010 en Sudáfrica.
No es la primera vez que optan a dicha mención, puesto que ya fueron propuestos como candidatos en 2008, después de ganar la Eurocopa. Aquel año tocaba que el homenajeado fuera un inmenso Nadal, pero este año era el de la selección.
Desde el 29 de junio de 2008, cuando Torres batió al portero alemán y dio a España, el triunfo en la final de la Eurocopa de Austria y Suiza, hasta el 11 de julio de 2010, con el gol de Iniesta que imprimió para siempre la estrella de campeona del mundo en la camiseta de la 'Roja', la selección española ha recorrido un camino de oro.
Pincha en los hitos de la siguiente infografía para ver los vídeos que recuerdan los partidos oficiales que ha jugado España en estos dos años inolvidables y que han concluido con la Copa del Mundo de la selección española.
El campeón humilde. Así es la selección española, formada por un grupo de jóvenes que triunfan como estrellas en sus respectivos equipos, pero que al mismo tiempo huyen del 'glamour' y del lado frívolo de la fama. Su única meta son los éxitos meramente deportivos y los halagos los aceptan con la disciplina mental suficiente para no caer en el exceso de confianza.
Sólo cuando el objetivo está cumplido, como ocurrió con el Mundial, se desatan las pasiones y puede verse el lado más humano de estos deportistas. Sin embargo, incluso en esos momentos se puede comprobar la cercanía de los ídolos con los aficionados. La comunión entre equipo y público se vuelve entonces total. De vuelta a casa, cada uno recibió el homenaje de sus vecinos en sus respectivas ciudades.
Suyo fue el gol de la final. El centrocampista del Barça apareció para marcar cuando más se necesitaba.
Llegó cuestionado por la gran temporada de Víctor Valdés y un fallo en un amistoso ante Arabia Sudí. Fue de menos a más y terminó apareciendo el 'santo' ante Paraguay, deteniendo un penalti, y en la gran final, con una parada magistral a Robben.
El 'Guaje' no marcó en la final, paradójicamente, pero sus tantos fueron sinónimo de victoria ante Honduras, Chile, Portugal y Paraguay.
El vestuario de esta selección se caracteriza por su unión. No se conocen rencillas ni disputas entre sus integrantes. Ni siquiera se ven reflejados los típicos celos entre barcelonistas y madridistas. Unos y otros dejan a un lado la rivalidad entre sus respectivos equipos y se centran en la victoria cuando llegan a cada convocatoria.
Una muestra fue la inclusión de Víctor Valdés. El meta del Barça cumplió sin rechistar su papel de tercer portero a pesar de ser reclamado por sus defensores como titular. Sobre los rumores que apuntaban a una supuesta mala relación personal con Pepe Reina, éste se encargó de despejarlos en la fiesta de Madrid: "¿Decían que nos llevábamos mal?, ¡los coj...!"
El hombre tranquilo también tiene su parte de 'culpa' en la victoria de España en el Mundial. Llegó en 2008 como sustituto de Luis Aragonés y a las primeras de cambio fue presentado maliciosamente como un entrenador de perfil blando que venía a hacer un trabajo meramente de continuidad. Ciertamente no hubo cambios bruscos en el grupo, salvo la entrada de hombres como Piqué, Busquets o Pedrito. Pero el trabajo de Del Bosque, criticado incluso por el propio Aragonés durante el Mundial, ha resultado fundamental a la hora de mantener el nivel de concentración y competitividad que exige una cita como el Mundial de fútbol. Rebajando la euforia cuando se iba demasiado lejos y motivando cuando los ánimos decaían. Tan sólo dos derrotas en su currículum.
El toque o, como diría el añorado Andrés Montes, el 'tiqui-taca', ha pasado ya a ser mundialmente conocido como el estilo de la selección española. Un estilo que se echaba de menos en anteriores etapas. Atrás quedó aquello de la 'furia' como único argumento. El estilo de juego de la Roja enamora incluso a los rivales y a los expertos de todo el mundo. España dio una lección de buen gusto futbolístico a la brusca Holanda en la final, y supo sobreponerse a las patadas de los 'oranje', que recibieron el rechazo casi unánime de la prensa internacional.
Jamás se vio a una afición tan unida y tan feliz. Claro que nunca antes se había ganado una Copa del Mundo. La gente se echó a la calle antes, durante y después de cada partido. El de la final fue el día de la euforia colectiva. Una noche de insomnio para celebrar el mayor éxito logrado en el deporte rey en España. Si grande fue la 'marea roja' para celebrar la victoria en la final, se pudo ver un auténtico 'tsunami' humano para recibir a los campeones en Madrid.
No es sólo el hecho de haber ganado, sino cómo lo han hecho. Los jugadores de la selección española han dado todo un ejemplo de deportividad, respetando a los rivales, no dejándose llevar por la euforia y, en los malos momentos, sabiendo levantarse después de cada caída. Como ocurrió en el debut ante Suiza, una inesperada derrota que sirvió por contra como revulsivo para no volver a perder ni uno solo de los seis partidos siguientes y devolver a todo un país el sueño que se escapó en ocasiones anteriores.
¿Qué va a pasar a partir de ahora, volveremos a ganar un Mundial? Es pronto para aventurarlo, pero ya en Sudáfrica se vieron señales positivas. Algunos como Casillas o Villa ya tienen los 29 y otros como Xavi y Puyol ya pasan de la treintena. Pero por detrás viene talento a raudales, como el de Jesús Navas, Pedrito, Juan Mata, Javi Martínez y otros habituales de la sub-21 como Diego Capel, Bojan Krkic, David de Gea, Jeffren Suárez, Sergio Canales y un largo etcétera. Además, la semilla está plantada porque, según ha dicho la FIFA -que de esto algo sabe-, España practica el fútbol del futuro.