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China reabre el Tíbet a los turistas aunque con restricciones

  • Ha permanecido tres meses cerrado por las protestas de marzo
  • A pesar de la apertura, continúan las restricciones, sobre todo para la prensa
  • La decisión se ha tomado tras el paso de la antorcha

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China ha reabierto el Tíbet a los turistas extranjeros después de que fuera cerrado por las protestas protagonizadas en marzo por monjes tibetanos por la ocupación china y por las que sufrieron una dura represión. Pekín, sin embargo, no ha levantado todas las restricciones.

Fueron sus peores revueltas en dos décadas contra el poder chino, reprimidas por el Ejército en plena cuenta atrás para los Juegos Olímpicos de Pekín.

Las autoridades chinas señalaron hoy que el relevo de la antorcha en el Tíbet, que transcurrió el sábado sin altercados, demostró que la situación es lo suficiente "estable" como para reanudar la entrada de turistas.

Pekín blindó la región tras las protestas para impedir que los tibetanos reprimidos por el Ejército explicaran a la comunidad internacional lo sucedido, según grupos críticos de activistas tibetanos que interrumpieron el recorrido internacional de la antorcha olímpica.

El breve relevo de la antorcha el sábado por Lhasa, la capital tibetana, bajo un estrecho control policial,  disparó de nuevo las críticas de los tibetanos en el exilio, que advirtieron de que este acto, con el que Pekín quería dejar clara su soberanía sobre la región, provocaría más tensiones.

Para suavizar la crispación, en la víspera del relevo Pekín anunció la liberación de más de mil tibetanos detenidos en las protestas, pero también la condena de un total de 42, mientras que otros 116 se encuentran en espera de juicio.

Los monasterios, rodeados

Los monasterios budistas, considerados por China semilleros de la discordia, permanecen rodeados y numerosos monjes han sido sometidos a un adoctrinamiento contra el Dalai Lama, líder espiritual tibetano en el exilio, al que Pekín acusa de orquestar la protesta, extremo que éste ha negado en reiteradas ocasiones.

Los periodistas que pudieron viajar al Tíbet acompañando a la antorcha señalan que los monjes a los que preguntaron dijeron "no recordar" lo sucedido en marzo.

La prensa china especifica que, de momento, sólo podrán acceder al Tíbet -región que vivió momentos de autonomía antes de la llegada de los comunistas chinos en 1950- turistas extranjeros que viajen por su cuenta, y no grupos.

Siguen las restricciones

De momento también permanecerá cerrada a la prensa extranjera y a observadores internacionales, que sólo han podido acceder en dos ocasiones al Tíbet desde los disturbios en viajes organizados y estrechamente controlados por las autoridades chinas.

Aunque Pekín atribuye las protestas a movimientos independentistas tibetanos, expertos y testigos señalan que se debieron al malestar por el aumento de la pobreza entre la etnia tibetana frente al enriquecimiento de la etnia mayoritaria china han en un momento de una alta inflación en el país asiático.

De hecho, desde el 23 de abril el Tíbet es accesible para los grupos de turistas chinos, que atestan la región desde que se inauguró el tren Qinghai-Tíbet en 2006, con pingües beneficios turísticos para un sector dominado por las autoridades chinas.

Según cifras publicadas por Xinhua, el Tíbet recibió 4 millones de turistas, la mayoría chinos, en 2007, un 60 por ciento más que el año anterior y una suma que iguala a la población tibetana, una tendencia al alza frenada desde las protestas.

La importancia del turismo

Los beneficios se cifraron el año pasado en 687 millones de dólares (441 millones de euros).

La proximidad de los Juegos es otra de las razones de peso para que Pekín abra la región, después de haber recibido numerosas críticas por incumplir sus compromisos en derechos humanos para la cita olímpica y la negativa de algunos jefes de Estado de asistir a la inauguración.

El propio Dalai Lama, que pidió a sus seguidores que aceptaran el relevo de la antorcha, se ha mostrado dispuesto a asistir el 8 de agosto a la inauguración, un deseo al que Pekín, que se ha reunido en una ocasión con los emisarios del líder religioso desde marzo, no ha respondido.