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El primer ministro de Tailandia se aferra al cargo pese a las protestas antigubernamentales

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El primer ministro de Tailandia, Samak Sundaravej, ha insistido en que no dimitirá del cargo pese a la presión de los manifestantes antigubernamentales que ocupan desde hace más de una semana la sede del Gobierno en la capital.

Durante un discurso retransmitido por la radio estatal, ha anunciado que no disolverá el Parlamento, tampoco convocará elecciones y ha explicado que se mantendrá en el poder para "proteger la democracia".

Sundaravej, quien hace dos días declaró el estado de emergencia en Bangkok para desalojar a los activistas, ha decidido así aferrarse al poder, sólo horas después de que dimitiera su ministro de Exteriores, Tej Bunnag, un diplomático respaldado por el rey, Bumbibol Adulyadej. El jefe del Ejecutivo ha atribuido la renuncia a las presiones de su esposa, aunque otros la interpretan como una pérdida de confianza por parte de la Corona.

Los manifestantes continúan desafiando la medida de emergencia y condicionan cualquier negociación a la dimisión del primer ministro.

El estado de excepción prohíbe cualquier reunión pública de más de cinco personas, pero el jefe del Ejército, general Anupong Paojinda, apuesta por el diálogo para resolver el contencioso en vez de sacar por la fuerza a los manifestantes.

Promete no usar la violencia

Sundaravej ha apoyado esa moderación y ha dicho que el Gobierno no empleará la violencia contra los opositores, a quienes ha instado a que se entreguen y defiendan su causa en los tribunales.

Además, ha pedido al pueblo tailandés que no se una a las protestas de la Alianza del Pueblo para la Democracia (PAD) porque, en su opinión, la plataforma carece de objetivos claros y sólo quiere desalojarle del poder.

El primer ministro ha calificado de "vergonzoso" que no haya podido entrar en su propio despacho desde hace diez días, cuando los manifestantes acamparon delante del palacio gubernamental, situado en el caso viejo de Bangkok.

Los soldados todavía no han entrado en el recinto, aunque más de mil policías fueron desplegados ayer en los aledaños para "proteger" a los activistas, según fuentes oficiales.

Sundaravej declaró la medida de emergencia en la capital tras la batalla campal que mantuvieron el lunes los manifestantes antigubernamentales y seguidores del Ejecutivo que causó un muerto y 44 heridos.

El estado de excepción permite a los militares emplear la fuerza para desalojar a manifestantes, bloquear carreteras, evacuar edificios, censurar a los medios de comunicación, y detener sin cargos a sospechosos de rebelión durante un máximo de 30 días.

Las protestas callejeras en Bangkok comenzaron el pasado mayo, cuando los seguidores del PAD comenzaron a denunciar al Gobierno de Sundaravej, un veterano ultraderechista al que tachan de corrupto, desleal a la Corona y ser un títere al servicio de Shinawatra.

Apoyada por la elite conservadora y sectores del Ejército, la oposición explota la propaganda monárquica y nacionalista para ganarse la simpatía del pueblo y pretende que el rey designe un gabinete de transición, como ha sucedido en otras momentos de grave inestabilidad política en Tailandia.