El menor del caso de la indigente de Barcelona declara que se le cayó el bidón de disolvente
- Según el joven sólo querían tirar un charco de disolvente para "asustar" a Rosario
- El joven ha acusado a Richard P.B de tirar la colilla encendida al disolvente
- Juan José M., ya condenado a ocho años, ha declarado como testigo
- El origen del disolvente es clave para determinar si fue un crimen premeditado
- Amigos de los procesados: "Solían insultar y escupir a mendigos"
Juan José M., el menor condenado a ocho años de internamiento por el asesinato de la indigente Rosario Endrinal, ha acusado a Ricard P.B. de haber tirado una colilla encendida al disolvente y haber quemado viva a la víctima. El joven ha reconocido que fue él quien cogió el bidón de disolvente, pero ha dicho que se le cayó y salió corriendo por miedo a que explotara.
En la segunda jornada del juicio, el joven., que ya ha alcanzado la mayoría de edad y fue condenado a ocho años de internamiento (la pena máxima para su edad), ha acudido a declarar como testigo en el juicio que sigue en Barcelona contra los dos adultos procesados por la muerte de la indigente en un cajero automático de Barcelona en el año 2005, y que se reanudará el miércoles por la tarde.
El lunes, los dos procesados aseguraron que sólo pretendían "molestar" a la mendiga, no hacerle daño y mucho menos matarla, y han culpado del crimen a Juan José M, que cuando sucedieron los hechos tenía 16 años.
Según el relato del joven, los dos acusados mayores de edad sólo quisieron "darle un susto" a Rosario provocando un pequeño incendio en el cajero automático de La Caixa de la calle Guillem Tell, en el barrio de Sant Gervasi. El joven, que "aquel día iba muy borracho y tenía 16 años, ha asegurado que fueron los procesados, Ricard PB. y Oriol P.S., quienes le dijeron que fuera al cajero para "asustar" a la indigente porque a ellos ya les conocía.
Juan José ha reconocido que fue él quien cogió el bidón de disolvente y que su intención sólo era tirar un charco del mismo al suelo para prenderle fuego y darle "un susto" a la indigente, pero ha dicho que se le cayó al suelo accidentalmente. Según el joven, al derramarse el disolvente se provocó una explosión que incluso lo lanzó despedido fuera del cajero y que causó la muerte a la indigente.
El joven ha acusado a Ricardo P.B. de tirar la colilla
Según ha explicado el joven en el juicio, lo único que querían era darle "un susto" tirando "un charco en el suelo de disolvente" a dos metros y medio de la mujer y prendiéndole fuego. "Me dijo: tranquilo, que yo tiraré la colilla", ha asegurado J.J.M.R., quien ha afirmado que sabían qué había en el interior del bidón por su olor.
Sin embargo, ha añadido que se le "cayó" el bidón y se empezó a derramar el disolvente por el suelo y ha insistido en que "en ningún momento se roció a la señora por encima como se está diciendo" ni fue "premeditado".
Al ver que el disolvente empezaba a arder, el entonces menor de edad pensó: "¿Lo subo y me arriesgo a que me explote en la mano o salgo corriendo?", ha explicado, quien decidió huir poco antes de que se produjera la deflagración, que causó la muerte de Rosario.
Tras la explosión, se quedaron "en blanco" y él preguntó a los dos acusados qué había pasado porque temía que Rosario podía haber muerto. Estos le respondieron que no, pese a que la mujer había dejado de gritar. En cambio, los acusados dijeron el lunes que Rosario siguió increpándolos tras la
deflagración.
El joven ha insistido en que no eran conscientes de que su acción pudiera acabar con la muerte de la indigente y ha añadido que él la habría ayudado a escapar de las llamas pero "estaba muy asustado y era peligroso entrar a salvarla".
Amigos de los procesados: "Solían insultar y escupir a mendigos"
En la segunda jornada del juicio por el asesinato de la indigente Rosario Endrinal han comparecido también amigos y conocidos de los procesados, quienes han determinado que habían agredido a otros mendigos en otras ocasiones.
Una amiga del colegio ha explicado que los jóvenes "despreciaban" a los indigentes, aunque Oriol P.S. "tenía fama de buena persona". Así mismo, una conocida de Ricardo P.B. ha admitido haber visto al chico en vídeos grabados en un teléfono móvil agrediendo a personas, pero ha afirmado no haberlo visto nunca en directo. Según esta testigo Oriol P.S. solía "pasar desapercibido".
Finalmente, otro amigo de los acusados ha admitido que "insultaban y tiraban huevos" a los indigentes que encontraban en la calle y que en una ocasión quitaron un carro a una 'sin techo'.
¿Fue un crimen premeditado?
El lugar donde se encontraban los bidones es clave para determinar si el crimen fue premeditado, en cuyo caso los jóvenes habrían escalado un andamio del inmueble en obras, cercano al cajero, para cogerlos.
Como hicieron los acusados, el joven ha explicado que encontraron tres o cuatro bidones en un saco de escombros situado fuera del cajero y que fue entonces cuando a los chicos se les ocurrió ¿gastarle la broma¿ a la mendiga.
Pero el origen de los disolventes sigue sin estar claro, ya que, de acuerdo con las explicaciones del encargado del edificio en obras, los recipientes debían estar en el andamio, aunque no lo ha podido asegurar con firmeza.
En la sesión también ha declarado el responsable de la dotación de bomberos que sofocó el fuego en el cajero, quien ha corroborado la versión de Juan José M. de que el bidón y el charco de disolvente estaban a unos dos metros de la mendigo, lo que descartaría que la víctima fuera rociada con líquido inflamable.
28 años de cárcel para los procesados
El crimen de la indigente, que conmocionó a la opinión pública, ocurrió el 16 de diciembre de 2005, cuando los tres jóvenes, que al parecer habían salido de fiesta, hostigaron y lanzaron objetos contra la mendiga, que trataba de dormir en un cajero automático, y, sin ninguna razón, la acabaron quemando viva. Los hechos fueron grabados por las cámaras de seguridad del cajero, lo que permitió la identificación de los implicados.
El fiscal pidió el domingo sendas condenas de 28 años de cárcel para Oriol P.S. y Ricardo P.B por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento. Pero además, los procesados tendrán que una indemnizar a la familia de Rosario con 98.000 euros y a la entidad bancaria con 26.717 euros, por los desperfectos en el inmueble.