La acampada por un piso en Fuenlabrada rebasa todas las expectativas
- Ya son más de 2.000 las personas que hacen cola en Fuenlabrada
- Se esperaba que la cola empezase este jueves y no el pasado domingo
- Los últimos en llegar serán reservas para conseguir un piso de José Moreno
- El buen humor prevalece entre los jóvenes acampados
- Todas las mañanas pasan lista por grupos para evitar que se cuele alguien
Como si de un festival de música se tratase, las tiendas de campaña han tomado el barrio de La Avanzada, en Fuenlabrada. Por cuarta jornada consecutiva, miles de jóvenes y algún que otro divorciado han pasado un nuevo día haciendo guardia en plena calle con un único objetivo: conseguir un piso a un precio al alcance de sus bolsillos.
No saben donde van a estar sus viviendas, ni cuando empezarán a construirlas y, mucho menos, cuando estarán terminadas. Algunos ni siquiera saben si algún día toda esta espera servirá para algo, pero la mayoría de las más de 2.000 personas sueñan con cambiar su tienda de campaña por cuatro paredes donde construir su futuro.
A pesar del intenso frío, el buen humor prevalece entre los sufridos jóvenes, que se toman la semana como unas vacaciones de 'camping'. "Aquí lo pasamos muy bien", asegura Fernando, que luce el número 10 de la lista en su abrigo y aguanta el frío desde el pasado domingo, cuando llegaron los primeros de la cola. "No teníamos pensado venir hasta el jueves, pero vimos que había gente y decidimos quedarnos". El efecto llamada ha sido espectacular. Detrás de ellos, otras 2.000 personas, algunas llegadas incluso desde Tarragona, se han sumado a la espera, que terminará el sábado.
Aunque aseguran que no ha habido intentos de adelantar posiciones, nadie deja su puesto en la cola. Pasan lista todas las mañanas y la mayoría hace guardia por turnos. Por la zona pasa toda la familia, desde padres hasta hermanos, pasando por suegros e incluso parientes lejanos. Fernando nos cuenta que hay relevos de personas que "conducen hasta 300 kilómetros" para llegar a Fuenlabrada. Él se lo ha puesto más fácil a sus familiares: "He cogido unos días de vacaciones para estar aquí y paso las noches despierto", asegura, 'play' en mano.
Protestas de los vecinos
Entre los vecinos, las opiniones son dispares. Muchos apoyan la iniciativa de José Moreno y aseguran que por la noche casi no hay ruido. Otros, sobre todo los conductores, se quejan de que las tiendas tienen el barrio 'patas arriba' y dudan de las intenciones del, dicen, "mal llamado 'Robin Hood de Fuenlabrada'". Recuerdan que su última operación "tardó diez años en construirse" y que aún no tiene suelo para la que hacen cola estas 2.000 personas, tal y como ha advertido el alcalde de Fuenlabrada, Manuel Robles.
"Intentan minarnos la moral, pero no lo van a conseguir", replica Fernando, que opina que la repercusión que está teniendo la acampada será positiva y finalmente, "José Moreno conseguira terrenos". Las tiendas de campaña han ocupado parte del 'carril-bici' de la localidad fuenlabreña y se extiende como una serpiente durante un kilómetro hasta un parque tomado por los campistas y vigilado constantemente por la Policía local.
Para superar el hambre, los 'tuppers' y los bocadillos corren de tienda en tienda. Y para hacer sus necesidades, la Asociación de Vecinos de La Avanzada, que preside Moreno, pone servicios a su disposición, así como los vestuarios del campo de fútbol del barrio.
La noche cae sobre Fuenlabrada y el frío crece poco a poco. Las hogueras y las mantas salen a relucir. Anabel, junto a su madre, nos enseña su 'piso piloto'. "Tenemos la tienda llena de mantas para no pasar frío, bollos y un termo". Tampoco faltan los juegos. El parchís y las consolas portátiles ganan por goleada.
Y mientras los primeros en llegar ya son auténticos expertos en superviviencia, los últimos, que entrarán en la lista definitiva como reservas, comienzan su aventura con menos esperanza pero con el mismo ánimo. "Igual se quedan con nuestro dinero, pero por intentarlo que no quede", indica Diego, que comparte 'parcela' con sus 'vecinos de cola'. Si no consiguen piso, al menos, dicen, habrán ganado un buen número de amistades. Quién no se consuela, es porque no quiere.