Netanyahu ya es el primer ministro de Israel
- El Parlamento israelí aprueba el nuevo Gobierno del líder del Likud
- La oposición, convencida de que el nuevo Ejecutivo tendrá un recorrido muy corto
- Destaca la inclusión de Liberman entre los 30 ministros de Netanyahu
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Eran las veintitrés horas y veinte minutos de la noche, hora de Israel, cuando Benjamin Netanyahu se convertía en el noveno primer ministro de Israel. La sesión parlamentaria, tumultuosa a ratos, se ha prolongado por espacio de seis horas y en ella la oposición se ha mostrado convencida de que el Ejecutivo tendrá un recorrido muy corto y sinuoso.
La disparidad de criterios políticos que se agrupan en torno a este gobierno hacen a todos desconfiar de este gobierno que hará el numero treinta y dos en los 61 años de existencia del estado de Israel.
El líder del Likud ha formado un gobierno de ultraderecha y ultranacionalista con esencias religiosas, un toque laico y una imagen, a ratos, laborista.
Aunque lo más sorprendente del nuevo gobierno de Israel no es la coalición del Likud, Ysrael Beitenu, SHAS y Hogar Judío. Lo extraño es que Avoda, el partido de inspiración socialista que hizo el estado de Israel, participe de este Ejecutivo, que ha tenido que ampliar el número de carteras hasta 30 para contentar a todo el mundo.
Liberman, entre los ministros
Entre los ministros, Avigdor Liberman, líder de Yisrael Beitenu. Un personaje que todos consideran que traerá problemas al ya primer ministro. Es evidente que una cosa es la campaña electoral y otra el actuar como ministro de un gobierno. Liberman ha utilizado un nivel de violencia verbal que ya ha hecho que Egipto, a consecuencia de sus desprecios y comentarios racistas, asegure que no le dejará entrar en su territorio.
Habrá que ver si este nuevo gobierno obliga a los árabe-israelíes a jurar lealtad al estado tal y como propugna Yisrael Beitenu, el partido ultranacionalista de Lieberman. Su significado en el Ejecutivo, por el momento, es complicado, ya que, ha utilizado argumentos que sonrojan a muchos demócratas. La cintura, si es que la tiene Netanyahu, deberá dar confianza al mundo con este personaje del que pocos se fían de momento.
Y con respecto a los palestinos, Netanyahu se ha buscado el compromiso: progreso, fomentar el que sean los garantes de la seguridad contra los terroristas, es decir, evitar el fundamentalismo y más diálogo.
Esos son las tres medidas que ha propuesto el líder del Likud al parlamento. No ha hablado de un estado palestino ni de los acuerdos internacionales derivados de Oslo o más recientemente de Annapolis. Es evidente que los equilibrios políticos que habrá de hacer estarán marcados por las exigencias de sus coaligados. Pero es evidente que también habrá de dar una respuesta satisfactoria a la comunidad internacional