Amnistía Internacional denuncia un incremento de violaciones de derechos humanos en Honduras
- Según la organización, simpatizantes de Zelaya sufren arrestos arbitrarios y malos tratos
- Algunos manifestantes detenidos han sido golpeados en espalda, brazos y piernas
- La labor de los grupos pro derechos humanos se ha visto dificultada y amenazada
Amnistía Internacional ha denunciado el aumento de las violaciones de derechos humanos en Honduras, país en el que personas simpatizantes del depuesto Manuel Zelaya.
Según la organización, "las palizas y las detenciones masivas" se usan para "castigar a gente que ha expresado su oposición al golpe de Estado de junio apoyado por los militares". Así, "la necesidad de que la comunidad internacional busque una solución a la crisis política es incluso más urgente", declara Amnistía.
El movimiento global pro derechos humanos basa sus informaciones en una serie de fotografías y entrevistas realizadas a buena parte de las 75 personas detenidas en Tegucigalpa el pasado 30 de julio, tras una protesta pacífica disuelta por la Policía y las fuerzas militares.
Casi todos los entrevistados por Amnistía Internacional, con edades entre los 19 y los 52 años, han reconocido haber sido golpeados en la espalda, las nalgas y la parte de atrás de las piernas. Los manifestantes afirman que la Policía llegó a lanzarles piedras y a tumbarles en el suelo para golpearles.
Entre los detenidos se encontraban además diez estudiantes, golpeados con porras en la espalda, los brazos y las piernas. Dos horas después de haber sido arrestados, la Policía no les había explicado el porqué de su detención y no se habían formulado cargos contra ellos.
Dificultades para defender los derechos humanos
Según Esther Major, investigadora de Amnistía Internacional para América Central, "la fuerza sólo debe emplearse en las circunstancias más extremas y, ciertamente, no como un método para impedir el derecho legítimo de las personas a manifestarse de manera pacífica".
La organización se muestra preocupada por el hostigamiento y la intimidación a las que se ven sometidos los defensores de los derechos humanos, el límite impuesto a la libertad de expresión y los ataques cometidos contra periodistas.
Fuera de Tegucigalpa, la situación es "igual o incluso más grave", pues los militares y la Policía controlan las principales carreteras del país y, a menudo, retrasan o prohíben el acceso de activistas pro derechos humanos a zonas en las que supuestamente se han cometido abusos.
Desde el golpe del 28 de junio, la capacidad de los defensores de los derechos humanos para llevar a cabo su labor se ha visto gravemente afectada. Se ha producido un aumento en la vigilancia y varios miembros de distintas organizaciones han recibido llamadas amenazantes y mensajes de texto en sus teléfonos móviles.
Pide apoyo de la comunidad internacional
Por otro lado, el pasado 12 de agosto, Álex Matamoros, trabajador del Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos (CIPRODEH), fue detenido durante varias horas por la policía. Cuando se identificó, los agentes le dijeron que su carné era un "pedazo de mierda" y que allí "no existen los derechos humanos".
Amnistía Internacional exige así que los defensores de los derechos humanos deben ser capaces de llevar a cabo su trabajo legítimo libre de acoso, el miedo y la intimidación
El comunicado emitido desde la sede de la organización en Londres insta enérgicamente a la comunidad internacional a intensificar los esfuerzos para encontrar una solución a la crisis política con el fin de garantizar los derechos humanos en una situación de emergencia en Honduras.