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La semana de las victorias pírricas de Obama

  • El presidente de EE.UU. clama "victoria" por la reforma sanitaria
  • Ha logrado por fin el apoyo de los 60 senadores demócratas
  • A cambio ha dejado de lado la opción pública
  • Lo ocurrido en Copenhague es otro ejemplo de victoria a medias

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Obama, al felicitarse pro la votación en el Senado, esta tarde en la Casa Blanca.
Obama, al felicitarse pro la votación en el Senado, esta tarde en la Casa Blanca.

"Una gran victoria para el pueblo americano". Así ha definido el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, la votación en el Senado que aclara la aprobación de su reforma sanitaria para antes de final de año, una de las promesas clave para su primer mandato.

"Al resistir a los grupos de presión que han evitado la reforma durante décadas y que aún tienen influencia en la actualidad, el Senado se ha aproximado a una reforma que va a suponer una gran diferencia para las familias, para las personas mayores, para las empresas y para el país entero", ha proclamado orgulloso.

Obama ha reunido los sesenta votos necesarios en la cámara alta, lo que supone en principio asegurarse de que la minoría republicana no podrá acudir al mecanismo conocido como filibusterismo, según el cual una minoría superior a cuarenta votos puede frenar una ley.

La 'opción pública'

De esta forma, en la misma Nochebuena los senadores americanos podrán dar el visto bueno a una solución de "compromiso" negociada en las últimas semanas en el seno de las filas demócratas y de la que se excluye la llamada 'opción pública', una de las banderas del proyecto inicial del presidente, lo que es visto con malos ojos por el ala liberal del partido.

Con todo, si se aprueba tendrá que ser armonizada con otra reforma aprobada por la Cámara de Representantes, en la que la 'opción pública' sigue viva y se contempla una cantidad mayor de gasto público.

De hecho, la gran pregunta que se hacen en los mentideros políticos de Washington es hasta qué punto la reforma sanitaria se puede considerar un triunfo de Obama en su primer año de mandato o una cesión en los principios que le llevaron a la Casa Blanca.

En principio, los datos le avalan: el Senado se dispone a aprobar en Nochenuena la reforma del sistema de seguros sanitarios, una medida clave de su programa electoral.

Sin embargo, tras meses de debate entre los propios demócratas -que tienen mayoría en el Congreso y en el Senado- la famosa "opción pública", que contempla un seguro regido por el Estado que compita con los privados, se ha caído del proceso como posibilidad para lo jubilados antes de acabar su carrera.

¿Histórico o conformista?

Además, Obama había prometido ampliar la cobertura a todos los americanos, pero el texto del Senado, que debe ser refundido con otro ya votado por la Cámara de Representantes, deja finalmente a cinco millones de personas fuera.

Los asesores de Obama reconocen la imperfección del texto pero apuntan al progreso que supone que en solo once meses Obama haya podido conseguir un amago de reforma que no han logrado ni presidentes ni el Congreso durante lustros.

"En la política americana, con un Congreso independiente, no se trata tanto de que el presidente revise sus objetivos a la baja sino que ponga al sistema político a trabajar en la dirección que busca", subraya Thomas Mann, experto del Instituto Brookings, uno de los think-tank más importantes de Estados Unidos.

"E una gran reforma, no es perfecta pero, con el tiempo, podría mejorar", ha reconocido ante la NBC David Axelrod, asesor político de Obama.

Esta frase es calcada a la que el propio Obama empleó la semana pasada para definir el acuerdo de mínimos logrado para combatir el cambio climático en Copenhague, en la semana de las 'victorias pírricas' del presidente de Estados Unidos, según la ha definido la prensa de su país.

La era del pragmatismo

Después de la cumbre, Obama describió el texto como "significativo" y "sin precedentes" a pesar de que reconoce que era "insuficiente".

"Una de las cosas de las que me he dado cuenta en el último año es que los asuntos difíciles (...) requieren la necesidad de avanzar y de optimizar la situación que te has encontrado", reconocía después de la cumbre.

Este pragmatismo, lejos de los grandes conceptos encontrados en su campaña, también estuvo presente en su discurso del premio Nobel de la paz.

"Decir que la guerra es a veces necesaria no es una apelación al cinismo, es el reconocimiento de la historia de las imperfecciones humanas y las limitaciones de la razón", dijo a principios de diciembre, después de envio 30.000 soldados a Afganistán.