"¿Dónde están los americanos? Queremos que estén en la calle"
- Llegan 2.200 marines a Puerto Príncipe con la incógnita de su papel
- No hay rastro de presencia estadounidense en las calles de la ciudad
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"No tenemos la capacidad para arreglar esta situación. Haití necesita ayuda... los americanos son bienvenidos. Pero, ¿dónde están? Queremos que estén en la calle con nosotros.
Estas palabras del policía Dorsainvil Robenson mientras persigue a un grupo de saqueadores refleja el dilema al que se enfrentan las tropas estadounidenses, cuyo grueso llega este lunes a Puerto Príncipe con la incógnita de cuál será su papel y la desconfianza de aliados europeos y latinoamericanos.
2.200 marines están llegando a la ciudad con equipamiento terrestre pesado, ayuda médica y helicópteros, según la Comandancia del Sur del ejército de Estados Unidos. En total, se espera que más de 10.000 soldados estadounidenses se desplieguen en los próximos días.
Por este motivo, la ONU ha cedido la protección de las agencias humanitarias a las tropas estadounidenses, a la espera de que los nuevos refuerzos pedidos por el secretario general de Naciones Unidas, ha pedido para los 9.000 cascos azules que ya están en la misión especial para Haití (MINUSTAH).
Sin embargo, el enviado especial de Radio Nacional a Puerto Príncipe, ha constatado la ausencia de las tropas estadounidenses en las calles y su falta de compromiso, por el momento, en la protección de los equipos de cooperación no estadounidenses.
Hasta ahora, solo había 1.000 soldados americanos para hacer frente al pillaje que aflora en las calles de Puerto Príncipe ante la lentitud en la llegada de la ayuda, pero aún así no hay constancia de que hayan intervenido para restaurar la ley en el país.
Una 'asociación' descompensada
Las palabras del jefe de las tropas estadounidenses en Haití, el teniente general Ken Keen, no invitan al optimismo. "¿Hay violencia de bandas? Sí. ¿Había violencia de bandas antes del terremoto? Absolutamente", ha declarado en palabras a la NBC.
Así las cosas, la pregunta que todos se plantean es si la masiva presencia de tropas estadounidenses y la debilidad demostrada hasta ahora por el momento e incluso por la misión de la ONU va a hacer que, en la práctica, el país se convierta en una especie de 'protectorado' estadounidense.
La Administración Obama ya se ha presurado a utilizar la palabra "asociación" para hablar de la relación con el gobierno haitiano. Para los expertos, en la práctica esa 'asociación' no será más que una palabra.
"Haití apenas tenía ministerios funcionando incluso antes del terremoto. La Administración Obama puede describirlo como asociación, pero hay un socio que hará todo el trabajo y tendrá toda la autoridad", señala Dan Erikson, un especialista en Haití de Diálogo Interamericano, un think-tank con base en Washington.
Y es que, como ocurre con la seguridad en las calles, el papel predominante que puede adoptar Estados Unidos le expone a las críticas de sus socios, pero si se echa a un lado otras críticas se producirán por el recuerdo de catástrofes como el Katrina o la riada de posibles inmigrantes haitianos que huyan para entrar ilegalmente en su país.
Críticas de MSF y Francia
Cuando apenas han pasado unos días desde que EE.UU. se hizo con el control del aeropuerto, el malestar aflora entre algunas ONG, como Médicos sin Fronteras, que ha denunciado que aviones con ayuda humanitaria no han podido aterrizar por dar prioridad los estadounidenses a sus propios vuelos.
Francia también ha pedido a la ONU que se aclare de quién está en la dirección de las operaciones, mientras EE.UU. insiste una y otra vez en la palabra asociación.
Mientras, el ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton, enviado especial de la ONU para Haití, ha llegado al aeropuerto de Puerto Príncipe, donde tiene previsto reunirse con el presidente René Preval, y seguir de cerca las tareas humanitarias.
Por su parte, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, ha defendido que el Gobierno y el pueblo haitianos sean "los principales actores de la reconstrucción de su país", quienes decidan "su destino colectivo".
Mientras, el presidente de Haití, René Preval, uno de los grandes ausentes estos días, ha asegurado que la ayuda internacional debe ir más allá "de curar las heridas".
El terremoto, ha asegurado, "es un acontecimiento", por lo que "no podemos solo curar las heridas". Y ése es el peligro que empieza a dibujarse a medio plazo, cuando Haití se caiga de los titulares pero la tragedia siga presente.