Ayuda humanitaria europea: Un largo camino para ser efectiva
- Europa gasta 800 millones al año en atender víctimas de catástrofes.
- Trabaja con socios como Cruz Roja y Naciones Unidas.
- Hay voces críticas por su actuación en Haití.
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El devastador terremoto que ha asolado Haití ha puesto de relieve la complejidad que tiene prestar ayuda humanitaria en zonas afectadas por catástrofes naturales.
Han pasado diez días desde el seísmo, y la comunidad Internacional no consigue que la población acceda a las miles de toneladas de ayuda que se agolpan en el aeropuerto de Puerto Príncipe, la capital.
Un hecho que, junto al riesgo cada vez más elevado de que el dengue o el tifus empiecen a hacer su aparición, han provocado un aluvión de críticas hacia las Naciones Unidas -que ha reconocido estar desbordada- por su incapacidad para coordinar todos los esfuerzos que se están haciendo para atender a las víctimas.
Europa también entona el mea culpa
Se abre, por tanto, un debate que afecta a buena parte de la población mundial -el de la asistencia a víctimas de catástrofres- que también ha llegado a los 27. Es cierto que se han movilizado, y han destinado 400 millones de euros para Haití, pero no están conformes.
Las voces europeas se levantan contra la Alta Representante, Catherine Ashton, que todavía no ha viajado a la zona. Algo que, según algunos eurodiputados de Bruselas, resta fuerza a la ayuda que puede hacer la UE.
Cómo funciona la Ayuda humanitaria de la UE
Pero la asistencia que realiza Europa es compleja, como casi todo aquello que tiene que estar coordinado entre 27 Estados. Una centralización que se hace en la Oficina de Ayuda Humanitaria, ECHO, que es la que se ocupa de canalizar el esfuerzo europeo en Ayuda al Desarrollo.
Con un presupuesto de 800 millones de euros para 2010, ECHO, está presente en la mayor parte de las zonas que se ven afectadas por guerras, catástrofes naturales o humanitarias.
Hablamos de Afganistán, Irak, Palestina, África, Birmania y ahora Haití. Una presencia con bandera azul y estrellas -las de la UE- que no se hace de manera directa.
Así nos lo ha explicado el Jefe de la unidad de información de la Oficina, Simon Horner. Lo que hace la Unión Europea es "contratar a un socio estratégico", generalmente grandes ONG's u organizaciones como Cruz Roja Internacional o la ONU.
Esto se debe a que Europa no tiene capacidad por sí misma para estar presente sobre el terreno. Algo, añade Horner, que no resta capacidad en la ayuda, más bien todo lo contrario.
Objetivo de la ayuda humanitaria
La idea de europea es "salvar vidas, reducir el sufrimiento y proteger la integridad y la dignidad de los afectados". Para ello el primer objetivo cuando la UE pone en marcha ayuda humanitaria, es "identificar correctamente quién la necesita".
Una vez hecha esa labor, se procura llegar a "todo el mundo", sin ningún tipo de "distinción por raza, sexo ideología...", dice el jefe de la unidad informativa de la Oficina.
¿Cómo se distribuye?
Los 27 se implican con la ayuda de tres maneras distintas: la de emergencia, que sería el caso de Haití, con productos de primera necesidad y que "debe estar sobre el terreno en 48 horas"; luego está la alimentaria para zonas afectadas por hambrunas y catástrofes naturales o humanas. Por último está la que se presta a los refugiados.
Distintos tipos de ayuda, que van desde los "seis meses hasta los 18 en los casos más graves", aunque eso sí, se intenta "llegar a acuerdos con los socios, para que preparen planes de futuro una vez terminada la misión".
De este modo, Europa intenta que una vez que "los voluntarios abandonan el lugar", explica Horner, las "autoridades locales se hagan cargo de un programa" que permita seguir ayudando a la población.
El miedo a que no llegue
Es la eterna pregunta que todos nos hacemos cuando nos piden colaborar. ¿Llegará la ayuda?
También Europa se hace esa misma pregunta, pese a que trabaja con socios de alta fiabilidad. Por eso se envía a una serie de representantes que "controlan el trabajo que se está haciendo". Por ejemplo, en el caso de Haití, hay cinco expertos colaborando sobre el terreno.
Eso se hace cuando es una misión urgente, y no a largo plazo. Hay otros casos como en Chad, Darfur, Colombia o Ecuador, en donde la Unión Europea tiene "una serie de oficinas" que gestionan la ayuda humanitaria para atender mejor las necesidades de la población.
Hablamos de territorios afectados por la hambruna o el terrorismo. Horner explica su trabajo de una manera sencilla: "hacer planes regionales a largo plazo" que impliquen también "a las autoridades locales".
Todo, nos dice, con el objetivo de que "el dinero de los contribuyentes europeos se gaste en lo que realmente se necesita".