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El primer ministro griego sale de gira para recuperar la credibilidad financiera

  • Giogios Papandreu se verá en los próximos días con Merkel, Sarkozy y Obama
  • Su Gobierno ha anunciado un segundo plan de ajuste para reducir el déficit
  • La demanda de una emisión de bonos griegos a 10 años ha triplicado la oferta
  • Pero los sindicatos preparan nuevas protestas contra los recortes anunciados

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El primer ministro griego, Yorgos Papandreu, a su llegada a una reunión en el parlamento en Atenas, poco antes de anunciar el nuevo plan de ajuste fiscal.
El primer ministro griego, Yorgos Papandreu, a su llegada a una reunión en el parlamento en Atenas, poco antes de anunciar el nuevo plan de ajuste fiscal.

No es casualidad que el primer ministro griego, Giorgios Papandreu, haya asumido también la cartera de Exteriores: el futuro de su país, ahogado por la crisis fiscal, pasa en estos momentos por convencer a los Gobiernos y a los mercados internacionales de la solvencia de Grecia. Esa será su misión en los próximos días, en los que realizará una gira por tres de las principales capitales occidentales para recuperar la credibilidad en las finanzas públicas griegas.

Con ese objetivo, Papandreu visitará este viernes en Berlín a la canciller alemana, Angela Merkel, para después viajar a París, donde el domingo le recibirá el presidente francés, Nicolas Sarkozy. El periplo se cerrará en Washington, donde se entrevistará con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

La gira comienza dos días después de que Papandreu expusiera ante el Parlamento griego un nuevo paquete de medidas de ajuste fiscal, además de las ya aprobadas por la Comisión Europea, con el fin de reducir el déficit público del 12,7% registrado en 2009 a un 8,7% este año, para tratar de regresar a los márgenes del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (menos de un 3% del PIB) en 2013.

El nuevo paquete de medidas incluye subidas del IVA y de otros impuestos indirectos (sobre el tabaco, el alcohol y los carburantes), así como nuevos recortes salariales para los funcionarios -que percibirán una paga extra al año, en lugar del dos- y la congelación de las pensiones. El objetivo: ahorrar 4.800 millones de euros más.

Buena acogida a la emisión de deuda

Estas medidas eran una exigencia de las autoridades europeas -el comisario europeo de Asuntos Económico, Olli Rehn, pidió el pasado lunes "nuevas medidas" para reducir el déficit público- y de los mercados financieros internacionales.

En cualquier caso, han sido bien recibidas por la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, lo que ha animado al Gobierno socialista que lidera Papandreu a anunciar este jueves una emisión de bonos a 10 años -con vencimiento en junio de 2020- por importe de entre 3.000 y 5.000 millones de euros, cuyo precio será fijado "próximamente y en función de las condiciones del mercado", según la Oficina del Tesoro griega.

La labor de Papandreu en los próximos días será, precisamente, mejorar esas condiciones intentando que los tipos de interés que pague el Estado griego no sean aún más gravosos que los que ya soporta, aunque por el momento la recepción de los inversores es esperanzadora: según fuentes financieras citadas por Reuters, la demanda de la emisión de bonos triplica la oferta, aunque el coste será elevado, en torno al 6,4% de interés.

Grecia tiene una necesidad imperiosa de seguir colocando su deuda en los mercados y acceder así a la financiación internacional, ya que reQuiere entre 20.000 y 30.000 millones de euros para hacer frente a sus pagos durante este año, hasta el punto de que Papandreu advertía ante los diputados griegos de que, si la Unión Europea no respaldaba sus finanzas, acudiría al FMI, lo que equivaldría a reconocer el fracaso del proyecto de la moneda única europea.

Resistencia interior y exterior

Ahora, pese a la mejora de las perspectivas, el Gobierno griego se enfrenta todavía a considerables obstáculos y resistencias, tanto dentro como fuera del país. En el interior, los sindicatos han respondido a los nuevos recortes convocando una huelga general este viernes  -la segunda en apenas un mes- que afectará al transporte público, los vuelos, la sanidad y la educación.

Hoy una huelga de funcionarios, con un seguimiento del 85 por ciento según los sindicatos, paraliza buena parte de los servicios públicos. Incluso se ha cerrado el espacio aéreo. Rechazan la anunciada rebaja de sus sueldos y el recorte del empleo.

No será la última: cientos de trabajadores se han manifestado este mismo jueves en Atenas, los funcionarios de Hacienda inician 48 horas de paros el lunes y los servicios de limpieza cerrarán los vertederos este fin de semana, además de preparar una manifestación para el día 10. Los sindicatos mayoritarios preparan además una huelga del sector público para el día 11.

En el exterior, Papandreu aún debe convencer por completo a Gobiernos e inversores de su voluntad de aplicar los ajustes, especialmente en Alemania, el país que mayor cantidad de deuda griega posee y la principal economía de la zona euro, es decir, el más interesado en sostener las finanzas griegas.

Sin embargo, los alemanes son reacios a utilizar sus fondos públicos para rescatar a los griegos y dos diputados, el liberal Frank Schäffler y el cristianodemócrata Josef Schlarman, ha recomendado incluso desde el diario sensacionalista Bild que Grecia venda algunas de sus islas para pagar sus deudas.  Es de esperar que Merkel no sea tan drástica, pero no será complaciente con Papandreu, al que le espera un difícil viaje.