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Francia critica la política económica alemana y prefiere mejorar la supervisión

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La ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, considera insostenible para otros países de la zona euro el superávit comercial de Alemania, basado en la contención de los costes laborales, y afirma que la locomotora europea debería estimular su demanda interna para respaldar la competitividad de sus socios deficitarios.

En una entrevista concedida al Financial Times, Lagarde se pregunta si aquellos países con superávit podrían hacer "un poquito más, ya que hacen falta dos para bailar un tango" y apunta que el modelo alemán sustentado en incrementar la competitividad mediante el control de los costes laborales podría "no ser sostenible a largo plazo para el conjunto" por lo que subraya la necesidad de mejorar la "convergencia" de la región del euro.

Los buenos resultados de la economía francesa en el cuarto trimestre dan más peso a las opiniones de Lagarde. Francia creció un 0,6% de octubre a diciembre de 2009 mientras que Alemania se mantuvo y en el conjunto del año retrocedió un 5%.

El FME "no es una prioridad"

Por otro lado, Lagarde deja traslucir las diferencias existentes entre Berlín y París en el diseño del gobierno económico del bloque, ya que, sin descartar la proposición alemana de crear un Fondo Monetario Europeo y aplicar sanciones más duras a los países que vulneren las reglas fiscales del euro, la titular gala de la cartera  de Finanzas subraya sus preferencias por mejorar la supervisión y coordinación, y apunta que el FME "no es una prioridad".

"En vez de enmendar un tratado para dar cabida al FME, una aventura que podría requerir otros tres, cuatro o cinco años, la zona euro debería adoptar sus propias "leyes suaves para fortalecer la disciplina", propone Lagarde.

Leyes suaves para fortalecer la disciplina

A este respecto, la ministra francesa reconoce que la idea esbozada por su homólogo germano, Wolfgang Schauble, de imponer sanciones más duras "merece la pena de ser explorada", aunque muestra sus preferencias por acelerar los procedimientos de control.

Aboga por imponer multas "menos severas, aunque más realistas" ya que, en su opinión, en la actualidad la amenaza de sanciones por romper las normas de la UE es "tan lejana e improbable que no sirve como factor disuasorio".