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Obama vuelve a retrasar el viaje a Indonesia y Australia por la reforma sanitaria

  • Aplaza la visita a Indonesia a junio para conseguir los votos en el Congreso
  • Obama confía en que tendrá suficientes para sacar la reforma

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La reforma sanitaria que intenta aprobar Obama se acerca a un punto crítico

Obama ha retrasado por segunda vez su viaje a Indonesia y Australia. Tendría que haber salido hoy jueves; luego lo aplazó al domingo y finalmente irá el próximo mes de junio.

Según ha comunicado la Casa Blanca, el presidente de EE.UU. ha explicado a su homólogo indonesio, Susilo Bambang, y al premier australiano, Kevin Rudd, que necesita concentrarse en la reforma sanitaria, que afronta esta semana una prueba decisiva.

La votación clave se preveía para este sábado. Ahora la administración Obama ya habla de que "espera realizarla el domingo". Y no se descartan más retrasos.

La reforma en el alero

Obama pasa los últimos días pegado al teléfono y recibiendo a congresistas en el despacho Oval. Necesita asegurar 216 votos demócratas en la Cámara de Representantes para aprobar el proyecto del Senado y un paquete de enmiendas. No los tiene todavía.

Ayer miércoles consiguió dos respaldos importantes: el del diputado liberal por Ohio, Dennis Kucinich, y el del conservador por Michigan, Dale Kildee. Los dos muestran las fisuras abiertas en el partido Demócrata a cuenta de la reforma. La izquierda se resiste a aprobar un proyecto que ve poco ambicioso; la derecha recela del coste de la reforma y de que se pague el aborto con fondos federales.

Todos a por todas

A pesar de ello, falta una docena o más de votos para conseguir la mayoría en la Cámara Baja. El último empujón ha venido de la mano de la Oficina Presupuestaria, que asegura que la reforma recortará el déficit público en 132.000 millones de dólares durante la próxima década. Y otro billón más en las siguientes, según los demócratas.

Es el penúltimo capítulo de una batalla sin cuartel. Ya no se discute el fondo de la reforma. Ahora es cuestión de arañar votos. Las presiones sobre los indecisos son tremendas, de un lado y de otro. Partidarios y detractores echan el resto. Se calcula que sólo este mes, se invertirán 30.000 millones de dólares para ganar respaldos o perderlos. Campañas de publicidad incluidas.