Obama denuncia el acoso de Wall Street y llama a la unidad para aprobar la reforma financiera
- Obama arremete contra los "furiosos esfuerzos" de los lobbies
- Invita a Wall Street y los republicanos a respaldar la reforma financiera
- El mercado libre no es patente de corso para tomar riesgos insensatos
Obama ha dado el penúltimo empujón a su reforma financiera. A pocas manzanas de Wall Street, en el Cooper Union de Nueva York, el presidente de EE.UU. ha denunciado públicamente los "furiosos esfuerzos de los lobbies" para deslavazar los cambios que debate el Congreso o simplemente "matar el proyecto".
"Estoy seguro de que muchos de estos grupos de presión trabajan para algunos de vosotros", le ha reprochado al corazón financiero del país. "Pero hoy estoy aquí para urgiros a que os unáis a nosotros en lugar de combatirnos. Estoy aquí porque creo que estas reformas van no sólo en interés del país sino en vuestro propio interés".
Obama apela a a la unidad
Obama ha señalado que esta reforma "es esencial para aprender las lecciones de esta crisis de modo que no nos condenemos a repetirla". En contra de lo que claman sus detractores, "el libre mercado no es patente de corso para hacer lo que te dé la gana sin importar cómo". Detrás de cada dólar en Wall Street hay una familia que compra una casa, abre un negocio o ahorra para jubilarse.
El Presidente ha dado una de cal y otra de arena con la vista puesta en la unidad que reclama. Ha reconocido que la crisis nació del fallo de responsabilidad que cometieron "Wall Street y Washington". La culpa es también de los legisladores y el Ejecutivo, que eliminaron las reglas y no atajaron la amenaza.
De ahí la invitación a los republicanos a respaldar el proyecto, la propuesta de dejar de lado la "política cínica". Necesitan el apoyo de al menos uno de ellos. Se debate la semana que viene en el pleno del Senado. Y la administración Obama confía absolutamente en que saldrá adelante. El pasado mes de diciembre, la Cámara Baja ya aprobó su versión y será necesario armonizarla con la que salga del Senado.
Suprimir los "daños colaterales"
La reforma financiera de Obama tratará de evitar que la caída de un gigante arrastre consigo a todo el sistema financiero. Sin que el contribuyente tenga que pagar los platos rotos de nuevo. Quiere evitar los daños colaterales a la "gente inocente y los negocios".
El Presidente ha replicado al último ataque de los grupos de presión, que su reforma institucionalizaría los rescates a cuenta del Estado. Al contrario, defiende, quiere impedirlos con un fondo que se nutriría de una tasa sobre los bancos y con la llamada regla Volcker, que limita el tamaño de las compañías "demasiado grandes para dejarlas caer" y ataja los riesgos que les permite asumir.
Acabar con las armas financieras de destrucción masiva
Esa es la expresión con que definió el inversor Warren Buffett los derivados financieros, productos sofisticados de inversión que detonaron la crisis. La reforma mete en vereda la opacidad y la insensatez con que se utilizaron.
Deberán negociarse en cámaras de compensación, a la luz pública, como las acciones, bajo la supervisión de la SEC, y con garantías depositadas por si hay pérdidas imprevistas. Se respeta el uso saludable y legítimo de estos derivados, para cubrirse frente a pérdidas en el mercado de materias primas o de divisas.
Proteger al consumidor
La reforma creará una Agencia de Protección Financiera del Consumidor. No sólo para protegerle de los engaños de las entidades financieras a través de hipotecas o tarjetas de crédito, sino también de su propia ignorancia o temeridad. La receta: información rigurosa y clara.
Además, se refuerzan los poderes de los accionistas. En especial para determinar el salario y las primas de los ejecutivos, así como en la elección de quién gestiona la compañía. En definitiva, para controlar los "incentivos perversos a asumir riesgos insensatos" que contribuyeron a la crisis.