Bélgica, abocada al desgobierno tras aceptar el Rey la dimisión del primer ministro Leterme
- Se podrían convocar elecciones en la primera quincena de junio
- La crisis se produce a unas semanas de asumir la Presidencia de la UE
El rey de los belgas. Alberto II, ha aceptado la dimisión del Gobierno del democristiano flamenco, Yves Leterme, tras un intento infructuoso de relanzar las negociaciones entre flamencos y valones.
Ahora Alberto II puede encargarle formar un nuevo Gobierno a otra persona -incluso al propio Leterme, que se queda a cargo provisionalmente del ejecutico- la tarea de formar un nuevo gobierno.
Sin embargo, dada la falta de confianza entre las comunidades flamenca y francesa, esta opción se presenta muy difícil.
La otra posibilidad es la convocatoria de elecciones anticipadas, que deben ser convocadas según la Constitución belga en 40 días. Estas elecciones podrían así tener lugar en la primera quincena de junio, a apenas quince días de asumir la Presidencia de turno la Unión Europea.
El problema es que estas nuevas elecciones podrían conducir a una asamblea aún más radicalizada, en la que los partidos más duros de uno y otro bando -especialmente en el caso flamenco- estén reforzadas, con un 40% de apoyo del independentismo entre los flamencos.
Leterme, que presentó su dimisión al Rey el pasado 22 de abril, se ha reunido de nuevo con el monarca en el palacio real de Laeken, donde Alberto II le ha comunicado su decisión tras conocer el fracaso de las conversaciones encargadas el pasado sábado al líder de los liberales flamencos, Didier Reynders.
Conflicto lingüístico
Reynders fue el que precipitó la ruptura el pasado jueves al abandonar las negociaciones de Gobierno por considerar que las negociaciones para la resolución del problema lingüístico del distrito Bruselas-Halle-Vilvoorde (BHV), que enfrenta a francófonos y flamencos, estaban fracasando.
Sin embargo, Reynders le ha pedido al monarca que le libere de esa obligación al negarse los partidos valones a aceptar la fecha límite del próximo jueves para finalizar las negociaciones.
Los liberales flamencos exigen un acuerdo inmediato sobre la escisión del distrito electoral de Bruselas, un asunto aparentemente insoluble que dificulta la convivencia entre las dos comunidades lingüísticas del país, la neerlandófona y la francófona, desde hace décadas.
Los flamencos desean acabar con la mayor parte de los derechos concedidos a los 130.000 francófonos que viven en los suburbios flamencos de Bruselas, en nombre de la homogeneidad territorial y lingüística de su región.
Sin embargo, los franceses requieren importantes contrapartidas al considerar que se están limitando sus derechos.
A falta de acuerdo, los partidos flamencos -que son mayoría en la cámara- amenazan con una votación el jueves para limitar el bilingüismo en esas zonas, aunque la parte francófona quiere aplazar la votación.