El tribunal que juzga al juez Urquía por cohecho da por válidas las escuchas que le implican
- TSJA desestima la nulidad de las grabaciones de la Operación Hidalgo
- El fiscal pide dos años de cárcel, 30 de inhabilitación y 8,1 millones para Urquía
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha comenzado este lunes el juicio contra el que fue titular del Juzgado de Instrucción 2 de Marbella (Málaga) Francisco Javier de Urquía, acusado de cohecho y prevaricación, con las cuestiones previas, en las que se ha desestimado la nulidad de las grabaciones que destaparon la trama.
Urquía, que está imputado junto a otros tres acusados, se enfrenta a una petición del Ministerio Público de dos años de cárcel, 30 de inhabilitación como juez o magistrado, uno de suspensión y multa de 8,1 millones por dos delitos de prevaricación y cohecho, ya que supuestamente ofreció favores judiciales a cambio de beneficio económico durante la conocida como Operación Hidalgo.
El tribunal presidido por Manuel Mazuelos ha rechazado la inadmisión de las grabaciones con las que se dio inicio a la investigación, algo que ha solicitado la defensa del imputado I.M.L. aludiendo a que habían sido grabadas personalmente por D.S., hijo del dueño del hotel sobre el que se pretendían levantar las medidas cautelares, y que por lo tanto podrían estar alteradas.
El juez ha considerado que las grabaciones son "perfectamente" admisibles y que no hay "ni un mínimo indicio" de que el juicio no se desarrollará con plenas garantías, además de que durante los dos años que ha durado la instrucción no se han presentado otras grabaciones que pudieran poner en duda la autenticidad de estas.
Asimismo también se ha rechazado la admisión como prueba de una relación de llamadas en la que se demostraría, según la defensa de I.M.L., que el primer contacto con el acusado lo hizo el propio hijo del dueño del hotel y por lo tanto sería un "delito provocado".
El registro de llamadas sería "absolutamente estéril" ya que no se puede demostrar su contenido y vulneraría el principio a los procesos sin dilaciones indebidas, ha explicado el juez.
Actuación con "independencia e imparcialidad"
La defensa de A.F.A. ha pedido también la admisión del registro de llamadas del empresario Philipe Junot, que declarará en la vista oral como testigo, algo que ha sido rechazado por el tribunal, que sólo ha admitido que se aporten como pruebas las fotocopias de una declaración de Urquía y de varios testigos en septiembre de 2007 en las que se aportan datos sobre los tiempos en los que el juez iba a estar suspendido.
El abogado de Urquía, Nicolás González Cuéllar, ha renunciado a la declaración de la jueza instructora del Caso Hidalgo, María Jesús del Pilar Márquez, para no afectar a la otra investigación, y ha asegurado que su defendido siempre ha actuado "con independencia e imparcialidad".
González Cuéllar ha afirmado que Urquía no ha pedido dinero para hacer favores judiciales y que no tuvo conocimiento de que se habían producido reuniones con este fin, además de que "nunca" ha revelado datos de los casos que instruía por lo que ha pedido su libre absolución, algo que han solicitado también las demás defensas para sus clientes al no estar conformes con la petición fiscal.
Ante la petición de una de las acusaciones de que se incluyera la formulación de un delito de falsedad, el juez considera que el objeto del juicio excluye la posibilidad de extenderse a un delito del que previamente se había decretado ya sobreseimiento libre.
Favoreció a los imputados
Según el Ministerio Fiscal, que pide penas de entre uno y dos años de cárcel y multas de hasta ocho millones de euros para los otros tres acusados, el que fuera titular del Juzgado de Instrucción 2 de Marbella favoreció a algunos de los imputados en el "caso Hidalgo", abierto contra el blanqueo de capitales procedentes de distintas actividades delictivas en la Costa del Sol.
Urquía, aprovechando su competencia como instructor de esta causa, se puso de acuerdo con sus amigos I.M.L. y A.F.A. para obtener un beneficio económico a cambio de ofrecer favores judiciales, dado que éstos conocían a algunas de las personas afectadas por el procedimiento. Así, sabían que uno de los imputados, dueño de un hotel, estaba preparando una operación de venta del establecimiento, la cual se veía impedida por las medidas cautelares dictadas por el juez, que incluían la prohibición a los imputados de disponer de algunos bienes.
A.F.A. contactó con un amigo del dueño del hotel para hacerle llegar su oferta de conseguir el levantamiento de las medidas adoptadas sobre sus propiedades a cambio de 5 millones de euros, la cual éste rechazó.
Por su parte, I.M.L., responsable de una revista, se reunió en varias ocasiones con el hijo del empresario hotelero para reiterar el ofrecimiento en varias conversaciones que fueron grabadas por su interlocutor y en las que fue elevando el precio de la intervención hasta los ocho millones.
El hijo del dueño del hotel denunció estos hechos ante la Guardia Civil, se incoaron las diligencias previas y se acordaron varias escuchas telefónicas, tras lo que en una entrevista bajo vigilancia policial I.M.L. repitió su oferta.
Por otra parte, A.F.A. también se puso en contacto con otro de los imputados en el "caso Hidalgo", A.K., después de que se hubiera decretado prisión provisional sin fianza para su esposa y su sobrino, y le ofreció, tras haberlo concertado con Urquía, lograr la libertad bajo fianza de ambos a cambio de 60.000 euros.