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El presidente de BP asegura que han logrado un "hito importante" para frenar el vertido

  • BP se dispone a instalar una campana para bombear el crudo
  • Harán falta entre 12 y 24 horas para saber si ha tenido éxito
  • El sellado no será estanco hasta final de mes
  • Primera factura por daños a BP: 69 millones de dólares

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Nuevo día crucial y nuevas esperanzas. La petrolera BP va a intentar taponar por cuarta vez el vertido de crudo en el Golfo de México. El propio presidente de la compañía, Tony Hayward, ha calificado de "hito importante" el progreso de esta última operación.

La petrolera ha conseguido colocar una campana metálica sobre el punto por donde se derrama el crudo, aunque la compañía ha advertido que esta acción no ha conseguido detener por completo el escape, ya que todavía no está claro que el acoplamiento haya tenido éxito debido a la enorme cantidad de petróleo que ya existe en la zona. 

Se trata de una especie de embudo sobre la válvula de salida para bombear el petróleo a la superficie. La operación ha sido posible después de que este jueves un robot submarino lograra serrar los restos de oleoducto.

Paso adelante y cautelas

El comandante de la Guardia Costera, Thad Allen, portavoz federal de las operaciones para controlar el vertido, ha señalado que es un "paso adelante significativo".

No obstante, ha advertido que incluso si tiene éxito, parte del petróleo seguirá derramándose al mar. Hayward también ha señalado que existen riesgos dado que la operación jamás se ha intentado a esta profundidad, kilómetro y medio.

El problema es que el corte del oleoducto no ha sido limpio -se ha tenido que realizar con cizallas y no con sierra- y la campana no puede ajustar a la perfección. El sellado no será estanco hasta final de mes, según ha precisado Hayward.

En todo caso, el presidente de BP, sonriente y visiblemente satisfecho, calcula que serán precisas 12 ó 24 horas para saber si la operación ha tenido éxito.

Obama viaja por tercera vez a Luisiana

La Casa Blanca ha anunciado que Obama viajará a la zona del Golfo para ver sobre el terreno los efectos de la peor catástrofe medioambiental de la historia del país. Es su tercera visita desde que se hundió la plataforma Deepwater Horizon el pasado 20 de abril. Desde entonces se han vertido entre 100 y 150 millones de litros de crudo.

Las operaciones para frenar el vertido han fracasado hasta ahora. Si tampoco funciona este nuevo intento, la alternativa que tiene más probabilidades de éxito -perforar un segundo pozo que absorba el derrame del primero- no estará operativa hasta el próximo mes de agosto.

El desastre amenaza con convertirse en la imagen del año para los estadounidenses. Los analistas políticos lo equiparan ya a la crisis de los rehenes con Irán, más que al huracán Katrina. Prima la duración -el secuestro se prolongó 444 días-, y con ella, el desgaste para el Ejecutivo.

Millones y desprestigio como factura

La Casa Blanca ha anunciado que este mismo jueves pasará a BP una factura de 69 millones de dólares por los daños del vertido hasta el momento, una cantidad que la petrolera tendrá que abonar antes del 1 de julio y que representa un 75% del dinero destinado hasta la fecha para frenar el vertido. Un aperitivo de los 37.000 millones que le puede costar la broma según Credit Suisse.

Las acciones de la compañía se han desplomado y su valor bursátil ha caído 59.000 millones de dólares desde el 20 de abril. Las agencias de calificación Moody's y Fitch le han rebajado la nota, con perspectiva negativa.

Pero el desastre pasa también factura a la administración Obama, que trata de recuperar la iniciativa política y dar la vuelta a un vertido que se prolonga ya 45 días. El Presidente ha triplicado los efectivos para contener la marea negra y ha establecido una moratoria de seis meses para las perforaciones frente a la costa de Alaska y el Golfo de México.

En un plano más activo, intenta aprovechar la catástrofe para impulsar las energías limpias, un proyecto estancado en el Senado. En el frente judicial, el Fiscal General ha abierto una investigación penal para determinar si BP violó las leyes medioambientales.