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El temor al déficit excesivo coloca a los liberales como favoritos en las elecciones holandesas

  • El gobierno puso fin a su coalición en febrero 
  • De cumplirse los sondeos, el primer ministro saliente perdería

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El líder del VVD, Mark Rutte
El líder del VVD, Mark Rutte

Ni la seguridad ni la inmigración. A los holandeses les interesa la situación económica de su país y cómo salir de la crisis. El partido liberal de Mark Rutte (VVD) lo sabe y, por ello, ha basado su campaña electoral en iniciativas económicas. Es uno de los motivos por los que los sondeos le sitúan como el claro vencedor de las elecciones anticipadas que celebra el país este miércoles.

Ahora, los democristianos del primer ministro saliente, Jan Peter Balkenende, conscientes de la importancia del sector económico, han centrado los últimos días en los recortes de gasto público y cualquier iniciativa económica que pueda rescatarles del tercer puesto que le conceden las últimas encuestas electorales.

Y es que Holanda ha dado un giro en sus prioridades. Antes de la crisis, el derrumbe del gobierno, la seguridad nacional y la lucha contra la inmigración eran los grandes temas y los que lanzaron hacia el liderazgo al partido de extrema derecha, el PVV, de Geert Wilders.

Estas elecciones anticipadas son el resultado de la ruptura de la coalición gubernamental, en frebero de este año, entre los democristianos de Balkenende, el Partido Laborista  y los conservadores de la Unión Cristian, ante su incapacidad por alcanzar un acuerdo sobre la misión en Afganistán.

Un "viejo Ferrari" en lugar de un "nuevo Lada"

Partiendo de esa idea de que los temas económicos son los que más  preocupan a los holandeses en estos comicios, el actual primer ministro  quiere reflejar que, de este modo su experiencia en gobiernos  anteriores ofrece "estabilidad" en tiempos de crisis.

Por ello, y siendo consciente de la distancia que su partido tiene respecto a los liberales y laboristas, Balkenende ha participado durante el fin de semana en varios programas de televisión, invitando a los votantes a que escojan "un viejo Ferrari" en lugar de "un nuevo Lada".

Si se cumplieran las expectativas, la derrota electoral de los democristianos pondría fin al liderazgo de Balkenende al frente de su partido, según diarios como De Volkskrant que cita fuentes cercanas al CDA.

Todos los sondeos otorgan la victoria a los liberales del VVD con 36 escaños, frente a los 21 que obtuvieron en los comicios anteriores. Los laboristas lograrían 30 escaños, tres menos que en los comicios anteriores cuando formaron gobierno con los democristianos.

Y, por último, los democristianos de Balkenende serían los grandes perdedores, con casi la mitad de los escaños que ganaron en 2006, pasando de 41 a 23 diputados.

Posibles escenarios políticos

Si los liberales consiguen ganar, no se descarta una coalición de gobierno con los laboristas, tal y como ocurrió antes de la "era Balkenende".

Pero se necesitaría no obstante un tercer partido para poder gobernar en mayoría, siendo los candidatos para completar la alianza gubernamental los demócrata-liberales (D66) o los antimusulmanes del PVV.

El líder liberal, Mark Rutte, ha repetido durante la campaña que "no descarta" gobernar con un partido de extrema derecha como el de Geert Wilders (PVV). Sin embargo, los laboristas del político de origen judío Job Cohen, no entrarían a formar parte de un gobierno con una formación que "excluye" a una parte de la población, en este caso la musulmana.

Holanda cuenta con casi un millón de musulmanes, lo que para Wilders es el comienzo de la "islamización" del país.

La postura del PvdA dificultaría una posible entrada en el Ejecutivo de Wilders, con lo que los demócrata-liberales serían el tercer partido con más probabilidades de sumarse a la alianza.