Enlaces accesibilidad

Rusia acepta las nuevas sanciones de la ONU y no venderá misiles tierra- aire a Irán

  • La decisión la ha anunciado el primer ministro, Vladimir Putin
  • Francia ha felicitado a Rusia por la decisión

Por

Finalmente Moscú ha congelado la entrega de misiles S-300 a Irán, tal y como establecía que lo hiciera las nuevas sanciones adoptadas esta semana por la ONU.

Así lo ha comunicado el primer ministro ruso, Vladimir Putin, quien ya ha recibido las felicitaciones del presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, con quien se ha reunido este viernes.

Se trata de una decisión difícil para Rusia, según ha indicado un portavoz del Kremlin, quien ha certificado que se han congelado la entrega de misiles S-300 ya que sería complicado justificar la venta de dicho armamento a Teherán en ese momento.

Con esta decisión, Rusia parece dar un paso atrás ya que el pasado jueves el Ministerio de Exteriores ruso mantenía que las nuevas sanciones contra el programa nuclear iraní no obligaban a Moscú a anular el acuerdo con Teherán para venderle misiles tierra-aire.

Cambio en la postura de Moscú

El acuerdo en Irán y Rusia se produjo en diciembre de 2008 tras desmentir varias veces Moscú que dicho acuerdo fuera darse por no tener "intenciones de facilitar armas a regiones complicadas".

Sin embargo, el acuerdo se cerró y con él Irán pudo acceder a unos misiles cuya versión más avanzada puede rastrear objetivos y alcanzarlos a 120 kilómetros de distancia.

Las ventas de armas y la estrecha cooperación nuclear de Rusia con Irán tensó las relaciones entre Moscú y Washington, que afirma que Teherán podría usarlas contra sus intereses en la región y también contra sus vecinos.

Ahora, fuentes diplomáticas en Moscú aseguraron que Moscú quería mantener el acuerdo en reserva como una baza para jugar con Teherán y las potencias occidentales que quieren dominar las actividades nucleares iraníes al considerar que están destinadas a fabricar armas atómicas.

Una resolución de la ONU que declarase ilegal el contrato de los S-300 sería una concesión significativa de Moscú a occidente y añadiría más tensión a los lazos entre Rusia y Teherán, que ha acusado a Moscú de dar marcha atrás en la venta de los misiles.