McChrystal: el 'lobo solitario' que no sabía bailar con la prensa
- La falta de habilidad del brillante general arruina 34 años de carrera
- Su sucesor es conocido precisamente por lo contrario
- La salida de McChrystal disgusta a Karzai y los aliados europeos
Hijo y hermano de militares, espartano y frecuente usuario de audiolibros, el general Stanley McChrystal ha visto de la noche a la mañana cómo su brillante carrera de 34 años se ha ido al garete por su falta de pericia para tratar con los medios de comunicación... precisamente por las características particulares de su carrera militar.
Dedicado durante tres décadas a las operaciones secretas militares. McChrystal ha cultivado esa imagen de lobo solitario y de prevención contra los extraños a su equipo de fieles, que con sus juicios sobre el presidente de Estados Unidos y sus colaboradores han propiciado su cese.
Como han recordado en las últimas horas los medios americanos, estas relaciones con los medios de comunicación contrastan con las del que será su sucesor, el general David Petraeus, que ha pasado su carrera en Washington y está habituado a tratar con la prensa y con los líderes civiles.
"Petraeus y su equipo nunca se habrían puesto a ellos mismos en esta situación", ha considerado en palabras al Washington Post Eliot A. Cohen, asesor de Condoleeza Rice, antes incluso de conocer la decisión de Obama.
Meteduras de pata
En realidad, las palabras de McChrystal no son más que el último acto de pequeñas meteduras de pata que han ido erosionando la colaboración del equipo que forma el consejo de guerra de Afganistán, a cuya reunión estaba citado este miércoles en Washington y donde finalmente no ha estado presente tras no convencer sus explicaciones a Obama en una breve reunión cara a cara en la Casa Blanca.
Por ejemplo, el pasado mes de octubre ya dijo públicamente que la visión sobre la estrategia en Afganistán del vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, era "corta de vista", algo que le hizo ser llamado a capítulo por el presidente Obama durante un viaje rumbo a Copenhague en el Air Force One.
Pero McChrystal no se arredró y durante las largas discusiones sobre la nueva estrategia en Afganistán, el general no dudó en filtrar los documentos confidenciales que enviaba a la Casa Blanca, en los que advertía repetidamente que la misión podía fracasar si no se enviaban más tropas, añadiendo presión a la Administración Obama.
Y es que sus palabras no fueron improvisadas pese a sus disculpas posteriores -Rolling Stone reconoció que el general leyó la entrevista antes de publicarse- sino que es un reflejo de la fuerte división interna en el equipo que gestiona la nueva estrategia afgana y que la acordó el pasado mes de diciembre.
El problema es que las palabras de McChrystal no fueron improvisadas pese a sus disculpas posteriores -Rolling Stone reconoció que el general leyó la entrevista antes de publicarse- sino que es un reflejo de la fuerte división interna en el equipo que gestiona la nueva estrategia afgana y que la acordó el pasado mes de diciembre.
Enfrentamientos internos
Durante las negociaciones, la pugna se desató entre MacChrystal y su equipo -conocidos en el Pentágono como Team América- y los asesores civiles de Obama, comandados por el vicepresidente Biden.
Los primeros, según detalla el Washington Post, querían el aumento de tropas de 30.000 hombres y establecer una nueva estrategia basada en la pacificación a través de la contrinsurgencia, la especialidad de McChrystal.
Los segundos querían un calendario de salida y minimizar las tropas a la lucha contra Al Qaeda. Ambos se consideraron ganadores, porque obtuvieron lo que querían. Y ahí se desataron los enfrentamientos.
"Esta conmoción muestra una vez más que este equipo no trabaja codo con codo, sino que se dedican a las murmuraciones", ha señalado al New York Times Bruce Riedel, de la Brooking Institution, que ayudó a trazar los primeros esbozos de la estrategia en Afganistán de Obama.
"Si, les hemos oído desacreditarse entre ellos", ha confesado al mismo medio un diplomático europeo.
De hecho, la salida de McChrystal puede provocar también otros cambios, aunque no inmediatos, en el equipo dedicado a Afganistán, sobre todo teniendo en cuenta el respaldo que el general ha logrado del presidente afgano, Hamid Karzai , que ha pedido insistentemente que siga en el cargo, y de la OTAN y varios aliados europeos, que reconociendo la metedura de pata consideran que su presencia es esencial.
Y es esencial porque la propia estrategia en Afganistán fue trazada por él y la desconfianza sobre el papel a largo plazo de Estados Unidos en la región no puede sino dispararse con este cambio, teniendo en cuenta que el calendario de salida se acerca sin avances sustanciales.
"Es tiempo para todos de implicarse y guardarse sus desacuerdos insignificantes, dejar de la dos los egos y ponerse a trabajar", ha advertido el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs.