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El ministro de Trabajo francés, de nuevo en la picota tras ser acusado de vender terrenos a bajo precio

  • Ha desmentido todas las acusaciones
  • El pasado martes dimitió como tesorero del partido de Sarkozy

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El ministro de trabajo francés, Woerth
El ministro de trabajo francés, Woerth

El ministro de Trabajo francés, Eric Woerth, se enfrenta a una nueva polémica. Si ya se había visto implicado en la polémica entorno a la heredera de L'Oreal, ahora deberá hacer frente a las sospechas de la prensa francesa que le acusa de haberle vendido a un conocido un hipódromo propiedad del Estado a bajo precio.

El ministro ha negado este mismo miercoles la validez de estas acusaciones, asegurando que no hubo ningún tipo de manipulación y que "la operación llevada a cabo se hizo en virtud de la política de venta de inmuebles en zonas del estado"

Según recoge Le Canard, Woerth, justo antes de abandonar el Departamento de Presupuesto en marzo de este año, vendió "una parcela del bosque de Compiègne (al norte de París), con su pista de carreras y de golf a un amigo por 2,5 millones de euros, un precio muy por debajo de mercado".

Es más, según precisa el semanario satírico la venta se realizó sin necesidad de pujar o de hacer una oferta.

Pero de acuerdo con la versión de Eric Woerth, el circuito fue vendido según la estimación realizada por los servicios del Estado. "Es que no es una zona edificable, es sólo un camino para una pista de carreras, es muy normal hacer eso", ha argumentado Woerth.

Acusaciones contra Woert

El ministro volvía a ser protagonista el pasado martes cuando, tras múltiples especulaciones, dimitió como tesorero del partido del presidente, la UMP, tras la polémica desatada po rlas posibles donaciones ilegales de la mujer más rica de Francia y heredera del imperio L'Orèal, Liliane Bettencourt.

Esta dimisión llega después de que Sarkozy anunciase en una entrevista el pasado lunes en televisión que había aconsejado a Woerth que dejase el cargo de tesorero para centrarse exclusivamente en su trabajo.

Durante dicha intervención televisada, Sarkozy se pronunció sobre el caso L'Oreal, una polémica que, según reiteran muchos analistas, podría llegar a costarle su gobierno.

Denunció lo que ha denominado "calumnias" y "mentiras" en relación con su vinculación con presuntas irregularidades fiscales de la multimillonaria Liliane Bettencourt.