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Francia suprimirá exenciones fiscales y sociales por valor de 10.000 millones de euros

  • Anulará en otoño ventajas fiscales para hogares y empresas
  • Mantiene la previsión de crecimiento para 2010 en un 1,4% 
  • Revisa a la baja el pronóstico de 2011 y lo deja en un 2%

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Francia quiere meter en cintura su elevado déficit (8% del PIB) y su Gobierno ha anunciado este viernes que eliminará exenciones fiscales y sociales por valor de 10.000 millones de euros, según ha anunciado este viernes el Palacio del Elíseo. El objetivo de esta medida es recortar el elevado déficit para situarlo  en un 6% del PIB en 2011 y, en 2013, devolverlo al nivel del 3% que  marca el Pacto de Estabilidad de la Unión Europea.

Ésta es una de las decisiones adoptadas en la reunión extraordinaria que este viernes ha mantenido en Fort de Brégançon el presidente francés, Nicolas Sarkozy, con su primer ministro, François Fillon, y los ministros del equipo económico: Christine Lagarde (Economía) y François Baroin (Presupuestos).

Por "nichos fiscales y sociales", el Gobierno se refiere a ventajas fiscales o exenciones que benefician a hogares y empresas, y que suponen que el Estado deja de ingresar unos 75.000 millones de euros anuales.

La Presidencia no ha detallado cuáles serán los nichos afectados, porque este tipo de exenciones incluye desde reducciones de impuestos para determinadas profesiones hasta la aplicación del IVA reducido para obras en la vivienda, o ventajas fiscales a los hogares que empleen a servicios de ayuda en domicilio, por ejemplo, para cuidar a los hijos.

En el comunicado emitido por el Elíseo se insiste en que "el presidente ha señalado que la reducción del déficit público al 6% en 2011, cualquiera que sea el crecimiento, constituye un objetivo principal para el país".

Menos crecimiento en 2011

Respecto al crecimiento de la economía, la Presidencia francesa ha mantenido la previsión del 1,4% para este año porque, en su opinión y en contra de lo que calculan muchos economistas del país, "se alcanzará e incluso se sobrepasará". Como base se ha tomado el avance experimentado por la economía gala en el segundo trimestre, cuando creció un 0,6%, más de lo esperado.

Por contra, se ha visto obligado a revisar a la baja el crecimiento calculado para el año que viene, desde el 2,5% pronosticado hasta el 2%.

La reunión a mitad de las vacaciones de Sarkozy en el sudeste de Francia también se ha aprovechado para confirmar las medidas de austeridad anunciadas antes del verano, como la congelación durante tres años de los gastos del Estado y de las transferencias financieras a las colectividades locales, y la bajada de un 10% de aquí a 2013 de los gastos de funcionamiento de la Administración.

Por contra, la Presidencia ha destacado este viernes que no subirán los impuestos a particulares ni a empresas.

Bajo la lupa de los mercados

El primer ministro francés, François Fillon, reconoció a mediados de julio que el país debía poner en práctica una "política de rigor" presupuestario, tras el embate de los mercados financieros contra las economías con déficit públicos más elevados.

Ahora, esa vigilancia continúa, como demuestra el último comunicado difundido por la agencia de calificación Moody's, donde advertía a Francia -junto a EE.UU., Reino Unido y Alemania- de que, debido a sus desajustes presupuestarios, estaba más cerca de perder la máxima nota, la triple A, que sirve de termómetro del riesgo que los mercados aprecian en ese país y permite al Estado financiarse a tasas de interés más bajas.

Otro intento de Francia para ganarse esa confianza es el de coordinar su presupuesto con el de Alemania, una iniciativa lanzada por Sarkozy en julio, cuando abogó por conseguir "una convergencia fiscal" entre ambos países, una operación complicada cuando es previsible que el crecimiento alemán duplique al francés este año.

Como primer paso de ese movimiento, el ministro galo de Presupuestos participará el próximo martes en Berlín en una reunión de coordinación sobre la preparación de las cuentas anuales para 2011 de ambos países.