Ecuador declara el estado de excepción tras denunciar Correa un golpe de Estado
- Estará vigente durante siete días y el control lo tendrán los militares
- Los policías se han echado a la calle por una protesta laboral
- Han tomado el aeropuerto internacional y el Congreso
- Correa ha resultado herido y se encuentra atrapado en un hospital
- Sus partidarios luchan con los policías para liberarlo
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Ecuador, que atraviesa por una crisis desatada tras la protesta de policías y militares de tropa y que el presidente del país, Rafael Correa, ha calificado de "intento de golpe de Estado", ha tenido siete mandatarios desde 1997:
-Abdalá Bucaram fue elegido presidente en las elecciones de 1996 y fue apartado del poder tras adoptar varias medidas económicas impopulares. Esa crisis de gobierno se cerró el 11 de febrero de 1997, con el nombramiento de Fabián Alarcón como presidente interino hasta 1998, cargo que ratificó la población en un referéndum.
-En julio de 1998, fue elegido nuevo presidente Jamil Mahuad, quien se mantuvo en el Gobierno hasta enero de 2000, cuando le depuso un golpe de Estado cívico-militar, liderado por indígenas y militares, entre ellos el coronel Lucio Gutiérrez. El entonces vicepresidente Gustavo Noboa recibió temporalmente la presidencia. Su mandato fue convulso.
-En enero de 2003, tomó posesión como mandatario Lucio Gutiérrez, el cual había vencido en las elecciones presidenciales de noviembre anterior.
-El 20 de abril de 2005, el Congreso le destituyó aduciendo un polémico abandono del cargo cuando se hallaba en el palacio presidencial. La Presidencia recayó entonces en el vicepresidente Alfredo Palacio, quien permaneció hasta enero de 2007.
-En enero de 2007, tomó posesión Rafael Correa, que había ganado las presidenciales de noviembre anterior. Correa fue reelegido el 26 de abril de 2009 con arreglo a la nueva constitución que él había promovido.
Ecuador ha declarado el estado de excepción durante una semana después de que unas protestas policiales sobre recortes laborales se convirtiese en una batalla campal en la que ha resultado herido el presidente del país, Rafael Correa, que ha denunciado que se está viviendo un golpe de Estado urdido por la oposición y que teme por su vida.
"En caso de que algo me pase, quiero decir que mi amor por la patria no tiene límites y siempre voy a amar a mi familia, que es todo lo que soy ", ha declarado a la Radio Pública por teléfono desde una habitación de un hospital de Quito, donde está cercado por agentes de Policía insubordinados.
"Es un intento de golpe de Estado de la oposición y son ciertos grupos enquistados en las Fuerzas Armadas y Policía que siempre estuvieron, básicamente el grupo de Sociedad Patriótica", ha denunciado en referencia al partido político del ex presidente Lucio Gutiérrez.
Desde Brasilia, Gutiérrez ya ha contestado pidiendo la disolución del parlamento y la convocatoria de elecciones anticipadas para evitar un derramamiento de sangre.
Además, ha negado cualquier responsabilidad de su formación y ha culpado a Correa de la "gravísima" situación que vive el país.
Llamamiento a 'salvarlo'
Ante esta situación, el secretario jurídico de la Presidencia, Alexis Mera, ha anunciado desde el Palacio de Gobierno que se declara el "estado de excepción por una semana" y que en ese periodo las fuerzas militares asumirán el control de la seguridad interna y externa del Estado.
A través de un comunicado Correa "nos ha dicho que hay gente que está intentando meterse por los techos para afectar su integridad personal", ha detallado Patiño, desde un balcón del Palacio de Gobierno, a un nutrido grupo de simpatizantes del movimiento oficialista Alianza País (AP).
Estos simpatizantes se han enfrentado a los policías en la puerta del hospital, donde unos pocos han logrado entrar y tiran piedras a los agentes, que han dispersado al resto con gases lacrimógenos.
"El presidente está siendo tomado como rehén en el interior", ha gritado Fernando Jaramillo, un seguidor de Correa.
Correa se encuentra en el hospital después de que resultara lesionado en la sede de uno de los mayores regimientos de Quito donde pretendía hablar con los cientos de policías que allí se habían congregado para protestar por una ley aprobada por la Asamblea Nacional la víspera.
Cuando se quiso ir de dicho regimiento, donde fue abucheado y donde incluso estallaron bombas lacrimógenas, el gobernante fue presionado por numerosos agentes que le rodearon.
"En el tumulto se me dobló la pierna", ha declarado Correa, que acaba de ser operado en la rodilla derecha.
"Me tuvieron que ingresar al hospital (...). Estoy con un suero y con tratamiento en la pierna y analgésicos", ha detallad el presidente de Ecuador que ha denunciado que le han disparado bombas lacrimógenas.
"Señores, si quieren matar al presidente, aquí está: mátenme si les da la gana, mátenme si tienen valor, en vez de estar en la muchedumbre, cobardemente escondidos", ha declarado Correa visiblemente exaltado al asegurar que su Gobierno seguirá "con una sola política de justicia, dignidad".
Agresión al presidente
Y es que lo que empezó como una simple protesta de cientos de policías y militares por la supresión de una serie de bonificaciones a las fuerzas de seguridad en el Congreso se ha convertido en un auténtico caos político, con neumáticos quemados, el aeropuerto internacional de Quito cerrado tras ser tomado por 150 miembros de la fuerza aérea y saqueos en las principales ciudades del país.
Los rebeldes han tomado el edificio del Congreso, donde se ha aprobado la ley que limita sus bonificaciones.
"Ocuparon la Asamblea, porque no están de acuerdo con un artículo de la ley de abolición de las medallas y premios extraordinarios", ha declarado la portavoz del Congreso, Julia Ortega.
Ortega ha explicado que la Policía responsable de la seguridad del edficio, unos 130 funcionarios, se han hecho con el control antes de ser acompañados por otros manifestantes.
Saqueos
Mientras, los trabajadores de muchas empresas han sido enviados a casa y se han cerrado las escuelas mientras ya se están produciendo episodios de saqueo en las principales ciudades del país, Quito y Guayaquil.
Con todo, el presidente del banco central del país ha pedido a los ciudadanos que estén tranquilos y que no retiren dinero del banco.
El jefe del estado mayor del ejército se ha apresurado a mostrar su apoyo a Correa pese a la polémica ley que recorta privilegios a las fuerzas de seguridad mientras el ministro de Exteriores ha asegurado que no hay levantamiento popular sino una protesta "inaceptable e intolerable" de la Policía.
Epicentro de las protestas
El otro foco de la protesta se encuentra en el aeropuerto internacional de Quito, donde 150 militares han ocupado la pista, lo que ha obligado a cancelar sus operaciones, según ha confirmado el alcalde de la ciudad, Augusto Barrera.
"Por nosotros está en el poder Correa", han recordado los agentes, mientras en medio de la protesta se escuchaban gritos de "vamos a la guerra civil".
Los agentes, que escondían sus rostros de las cámaras, también han incendiado neumáticos en las afueras del regimiento para agudizar la protesta, inédita en Ecuador.
Además, 120 militares se han unido a las protestas tras reunirse con el ministro de Defensa, Javier Ponce, a quien le han expresado su insatisfacción por el cambio en el sistema de bonificaciones y ascensos.
Posible disolución del parlamento
Correa estaba barajando disolver el parlamento al considerar que varias leyes esenciales para su proyecto político están siendo cuestionadas por miembros de su mayoría parlamentaria, según un ministro.
La nación sudamericana tiene una nueva constitución desde hace dos años que permite al presidente declarar un tiempo de parón político que le permitiría disolver el Congreso y gobernar por decreto hasta que unas nuevas elecciones presidenciales y parlamentarias se celebren, aunque esa medida tiene que ser aprobada por la corte constitucional para que entre en efecto.
"Este es un escenario que nadie quiere pero es una posibilidad cuando las condiciones para el cambio no existen", ha advertido la ministra de la Policía, Doris Solis, tras un encuentro con Correa.
"No se ha tomado una decisión pero los diputados de nuestra coalición tienen la obligación de ser coherentes con nuestro proyecto de cambio", ha recordado.
Más de la mitad de los 124 miembros del congreso ecuatoriano son aliados del izquierdista Correa pero el presidente ha criticado a los diputados de su propia Alianza del País por no apoyar sus propuestas de reducir la burocracia del país.