El ex alcalde de Moscú anuncia que no abandonará la política y que formará una nueva fuerza política
- Fue destituido por el presidente ruso por 'pérdida de confianza'
- Asegura que tiene el objetivo de incrementar la democracia en Rusia
Ha sido destituido como alcalde de Moscú por el presidente ruso, Dmitri Medvedev, quien aseguró que su decisión se debía a que ya no confiaba en él. Sin embargo, Yuri Luzhkov ha asegurado que no va a debatir esta situación y que no emprenderá medidas legales.
Pero esto no supondrá su retirada de la vida política rusa. Ni mucho menos, ya que su siguiente anuncio ha sido el de que creará su propia fuerza política.
Incrementar la democracia en Rusia
Así lo ha declarado a la revista New Times, a la que ha asegurado que sus intenciones se deben a su objetivo de "introducir las leyes democráticas en Rusia".
"Nuestra sociedad tiene en la actualidad muchas leyes que no son realmente democráticas", ha asegurado al medio.
Su nueva fuerza polítca no será un partido político y no podrá participar en las elecciones legislativas del 2011 pero, aún así, pretende "extender su influencia" en la vida política rusa, ha asegurado Luzhko.
Además, ha aniticipado que su movimiento se establecerá sobre los principios del "Movimiento ruso para las reformas democráticas", creado en 1991 por su antecesor, el antiguo alcalde de Moscú, Gavri'l Popov.
Por último, el que ha sido alcalde de esta ciudad durante 18 años, también ha aprovechado su intervención para denunciar "la campaña mediática" que se ha iniciado en su contra. "Estas cosas no deberían pasar en una sociedad democrática normal", ha sentenciado.
Pérdida de confianza del Kremlin
La medida tomada por el presidente ruso fue justificada alegándose la "pérdida de confianza" en este peso pesado de la política rusa.
Pero lo cierto es que sobre su persona las especulaciones eran varias. Los medios de comunicación habían acusado recientemente a Luzhkov de haber favorecido los intereses de su esposa, la mujer más rica del país.
La fortuna de Yelena Baturina, estimada en 2.900 millones de dólares (2.300 millones de euros) por la revista Forbes, se ha cimentado en gran parte en el negocio en la capital rusa de la constructora Inteko, de su propiedad.
Precisamente, en relación con esta polémicas, ha asegurado a la revista que tanto él como su mujer "están tranquilos porque somos gente honesta".