Luis Urzúa, el líder surgido de la tragedia que abandonará en último lugar la mina chilena
- Fue el que tomó la iniciativa nada más producirse la tragedia
- La NASA ha resaltado sus cualidades de liderazgo
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Uno de los nombres que más está sonando antes de que se produzca el rescate de los 33 mineros atrapados a 700 metros de profundidad es el de Luis Urzúa Iribarren.
Es un topógrafo de 54 años y ha surgido como el líder natural en medio de la tragedia de la mina San José. Ahora le espera una fama en la que nunca pensó.
Y esa condición de líder la que ha hecho que sea el último de los 33 que en abandonar la mina, con lo que se convertirá en el ser humano que más tiempo habrá permanecido en esas condiciones.
Satisfacción de las familias
"Él siempre ha sido líder, por eso creíamos que si no era el primero, sería el último", declaraba a los periodistas su primo Orlando Rivera Iribarren, que al igual que los demás parientes de Urzúa había evitado hasta ahora a la prensa.
"Es muy emotivo, él será el último en salir y entregará el turno al presidente (Sebastián Piñera). Él fue el que dirigió a los mineros dándoles valor" ha agregado José Astorga, otro primo.
"Estamos ansiosos de que todo termine, ojalá salgan pronto; saber que (Luis) sería el último fue una alegría, nosotros teníamos la ilusión de que saldría al último, porque es el jefe del turno", ha asegurado Juan Carlos, uno de los hermanos del topógrafo.
Todos destacan que Urzúa es un líder nato y que siempre se ha preocupado mucho por su gente.
Llegado hace pocos meses a la mina, este jefe de turno nacido en la desértica ciudad de Vallenar, impuso disciplina en el grupo, racionó la comida, distribuyó tareas y organizó turnos.
Las autoridades y equipos de rescate reconocen que todas estas decisiones fueron vitales para la supervivencia de los 33, sobre todo en los primeros días, cuando la incertidumbre era el sentimiento predominante entre los trabajadores atrapados.
Urzúa, que perdió a su padre cuando aún era niño y debió convertirse en cabeza de familia y encargarse de seis hermanos menores, encabezó además los intentos de los propios mineros para encontrar una salida en los primeros días tras el accidente.
Experiencias fatídicas
Cuando estos intentos fracasaron, Luis fue el encargado de dar esperanza a sus compañeros basándose en su experiencia en situaciones parecidas, ya que antes le había tocado vivir otros accidentes mineros.
En enero de 2006, estuvo en el incendio de la mina Carola, también en norte de Chile, donde tras la explosión de un camión murieron tres trabajadores.
En la profundidad de la mina San José, Urzúa impuso en los primeros 17 días de encierro una rutina alimentaria que se repetía cada 48 horas: los mineros ingerían dos trozos de jurel en lata (pescado) y media taza de leche.
También racionó los paquetes de galletas y duraznos (melocotones) en conserva que había en el refugio.
El 23 de agosto, un día después de que se supiera que los 33 estaban vivos, Urzúa fue quien respondió la primera llamada telefónica del ministro de Minería, Laurence Golborne: "Estamos bien, esperando que usted nos rescate", le declaró entonces.
Al día siguiente respondió una llamada del presidente Sebastián Piñera: "Bajo un mar de rocas, estamos esperando que todo Chile haga fuerza para que nos puedan sacar de este infierno", le comentó al presidente.
Las dotes de liderazgo de Luiz Urzúa han sido destacadas hasta por los expertos estadounidenses de la NASA que llegaron a la mina para asesorar a los encargados del rescate en técnicas de supervivencia.
En otra ocasión, este topógrafo, también fanático del fútbol y organizador de "pichangas" (partidos informales), le dijo al sicólogo Roberto Iturra que redujera el tiempo de las entrevistas con los mineros, "porque aquí abajo tenemos mucho trabajo que hacer".
Su madre, Nelly Iribarren, está "muy feliz" con el próximo rescate y lo observa como un nuevo nacimiento de su hijo. "Claro que ahora no seré yo, sino la Madre Tierra".