Bruselas, satisfecha por la aprobación en Portugal de los presupuestos de 2011
- Avisa a Lisboa que ahora debe aplicarlos de forma estricta
- Señala que la consolidación presupuestaria deberá seguir los próximos años
El comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, se ha mostrado satisfecho por la aprobación del presupuesto para 2011 en el Parlamento de Portugal, pero ha recalcado que su estricta aplicación es necesaria para recuperar la confianza en la economía portuguesa.
"La estrategia presupuestaria de Portugal es apropiada, con objetivos fiscales ambiciosos y medidas ampliamente apropiadas para alcanzar el objetivo de reducción del déficit al 4,6% del PIB en 2011", ha señalado el comisario en una nota enviada a la prensa.
El texto añade que "este esfuerzo de consolidación, que es indispensable para construir unas bases saludables para lograr el crecimiento y el empleo a medio plazo, tendrá que continuar en los años siguientes".
Así, según Rehn, Portugal deberá "poner en marcha de manera estricta la política fiscal a la que se ha comprometido y proseguir una ambiciosa agenda de reformas estructurales, con el objetivo incrementar el potencial de crecimiento y empleo".
Este viernes, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, también ha respaldado los esfuerzos realizados por Portugal y ha negado que se esté preparando un rescate para este país o para España, tal y como se rumorea en los mercados.
Recortes de sueldos y subidas de impuestos
El Parlamento portugués ha aprobado este viernes, gracias a la abstención de la oposición conservadora, los presupuestos diseñados por el Gobierno socialista para el próximo ejercicio, que contienen un drástico programa de consolidación fiscal.
El presupuesto del año próximo pretende reducir el déficit fiscal desde el 9,3% del PIB que alcanzó en 2009 hasta el 4,6%, mediante una reducción de un 5% de los salarios de los funcionarios, una subida del IVA del 21% al 23%, la congelación de las pensiones y un aumento de la carga impositiva a las empresas, entre otras medidas.
Estos ajustes han causado mucho malestar en la sociedad lusa, que este miércoles secundó masivamente la huelga general convocada por los dos grandes sindicatos portugueses.
El objetivo es recuperar la confianza de los mercados, que esta semana han vuelto a colocar la deuda lusa en máximos, ante el miedo a un contagio de la crisis irlandesa y griega.