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Mercados y gobiernos esperan que el BCE mueva ficha en defensa del euro

  • El mercado espera que su Consejo de Gobierno anuncie nuevas medidas
  • Los analistas creen que la entidad europea puede hacer más

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El Banco Central Europeo (BCE) es el centro de todas las miradas este jueves, ya que los inversores y muchos de los dirigentes políticos de la Unión Europea esperan que su consejo de gobierno anuncie nuevas medidas para ayudar a la estabilidad de la Zona euro. Confían en que el ataque simultáneo vivido esta semana en los mercados financieros contra Irlanda, Portugal, España, e incluso Italia y Bélgica, lleve a la autoridad emisora de la Eurozona a actuar con contundencia para frenar la huída de muchos inversores del mercado de deuda europea.

El propio presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, ha alimentado estas expectativas este martes, al abrir la puerta a una ampliación de las compras de bonos de deuda pública de los países que comparten el euro, un programa que comenzó el pasado mayo, en medio de la grave crisis de Grecia.

Algunos analistas, incluso, han aventurado que esa eventual intervención de la entidad europea podría superar un millón de millones de euros.

Hasta ahora, el BCE ha comprado 67.000 millones de euros en deuda de los países del euro, mientras que la Reserva Federal está comprando bonos del Tesoro estadounidense a un ritmo de 100.000 millones de dólares mensuales.

¿Cambio de dirección del BCE?

Con esa perspectiva, las bolsas de toda Europa han rebotado con fuerza este miércoles, a la espera de que se confirmen esas previsiones. El riesgo ahora está en que si eso no sucediera -o los mercados interpretasen que no se han cumplido las expectativas-, el pánico vendedor podría volver a los mercados de deuda y divisas.

En teoría, el Banco Central Europeo iba a anunciar este jueves un calendario de retirada de esas medidas extraordinarias, puestas en marcha hace medio año y muy criticadas por algunos de los miembros que se sientan en el órgano de gobierno del BCE, como el gobernador del Bundesbank, Axel Weber, al considerar que excedían el mandato dado al organismo.

Pero ahora, con el reciente agravamiento de la crisis de deuda, los analistas creen que la entidad europea hará todo lo contrario y dará nuevos pasos para colaborar en la estabilización de la Zona.

Muchos economistas han advertido en los últimos días que el BCE debería ir más allá de su mandato y hacer "todo lo posible" para defender el euro, sobre todo, porque -añaden- parece que los gobiernos están agotando sus ideas para recuperar la confianza de los mercados.

Se multiplican las presiones políticas

A pesar de que el BCE es un órgano independiente -que defiende a capa y espada esa independencia de los poderes políticos-, en las últimas horas también se han mutiplicado las presiones llegadas desde distintas instituciones, incluídas la Comisión Europea (CE) y varios gobiernos.

El presidente de la CE, Jose Manuel Durao Barroso, se ha mostrado convencido de que el BCE "sabrá tomar las decisiones necesarias para garantizar la estabilidad financiera del euro". En los pasillos del Parlamento Europeo en Bruselas, Barroso ha reiterado que tiene "plena confianza" en que la entidad presidida por Trichet hará todo lo que esté en su mano para ayudar a la Eurozona a salir de esta crisis.

Un poco más allá ha ido el comisario encargado de Asuntos Económicos y Monetarios. Olli Rehn ha defendido que la aprobación definitiva del rescate a Irlanda y el acuerdo firme para crear un fondo de rescates permanentes en la Zona euro "constituyen una fuerte respuesta a las turbulencias de los mercados", pero que deberían verse seguidas por otras actuaciones del BCE.

"Esas medidas pueden proporcionar una base sólida para la continuación de las acciones de estabilización por parte del BCE, que ha jugado un papel clave para asegurar la estabilidad financiera en la Eurozona, por ejemplo en mayo pasado", ha recordado Rehn.

El comisario ha añadido que esas decisiones de los ministros del Eurogrupo demuestran la determinación de la UE en la defensa del euro, "pero somos muy conscientes de que esto no es suficiente para restaurar la confianza". Por eso, ha continuado, "se necesita trabajar en todos los frentes y con una urgencia y determinación aún más fuerte".

"Más que razonable" que compre deuda española

Desde el Gobierno de España, ha sido el ministro de Industria, Miguel Sebastián, quien ha señalado que sería "más que razonable" que el BCE comprase deuda pública española.

"Lo hace el Banco de Inglaterra, la Reserva Federal de EEUU y por qué no lo va a hacer el BCE. Está dentro de la ortodoxia", ha advertido Sebastián. "Y sobre todo, se trataría de una solución europea a un problema europeo, que es lo que nos hace falta", ha añadido.

También se ha pronunciado el Ejecutivo francés, cuya ministra de Economía, Christine Lagarde, ha dado la bienvenida al "papel extremadamente activo" que desarrolla el BCE junto a los gobiernos europeos.

La espiral de la deuda y sus soluciones

Esta semana, la prima de riesgo que paga la deuda pública española ha alcanzado su máximo en 15 años, ya que los bonos emitidos por el Estado tenían que ofrecer una rentabilidad 300 puntos superior (3%) a la que paga Alemania para conseguir que los inversores compren su deuda.

Junto a la española, las deudas de Portugal, Irlanda, Italia, Bélgica y hasta Francia se han visto presionadas al alza.

En el origen de esa espiral están las presiones alemanas para que el sector privado (es decir, los inversores que poseen deuda soberana de países europeos) soporte una parte del coste de los rescates a partir de 2014.

Esa discusión interna en la UE ha empujado a los inversores a evitar poner su dinero en la deuda de los países con endeudamientos altos. Si finalmente la propuesta saliese adelante y esos países no son capaces de hacer frente a sus pagos, los poseedores de sus títulos de deuda podrían ver recortado su beneficio, ya que tendrían que participar en un eventual rescate, renunciando a parte del interés ofrecido por los bonos que compraron.

Para detener esta sangría, la intervención decidida del BCE es una medida menos mala para los gobiernos europeos que otras posibilidades que empiezan a repetir los analistas, como la de lograr una unión fiscal completa en la Zona euro (con lo que los Estados cederían su soberanía en ese campo, algo impensable para países como Alemania) o la inyección mil-millonaria de euros en el sistema.