'23-F: La película', 30 años para que el cine haga justicia a la democracia
- La cinta de Chema de la Peña narra de forma documental el golpe
- Se rodó en los escenarios reales, entre ellos el Congreso
Título: 23-F: La película
Dirección: Chema de la Peña
País: España
Año: 2011
Dirección artística: Antón Laguna
Fotografía: David Azcano
Guion: Joaquín Andújar
Reparto: Luis Callejo, Fernando Cayo, Juan Diego, Manolo Solo, Luis Zahera, Paco Tous, Ginés García Millán, Jordi Bosch, Jesús Castejón, Mariano Venancio, Joan Pera
Las imágenes reales de Adolfo Suárez, Santiago Carrillo, el rey Juan Carlos I y otros políticos en distintos momentos de la Transición son el arranque de 23-F: La película y su carta de presentación: narrar de forma prácticamente documental lo que ocurrió el 23 de febrero de 1981 las 16 horas en las que se intentó matar a la joven democracia española.
Han tenido que pasar exactamente 30 años -la cinta participada por TVE se estrena el 23-F de 2011- para que se haga la primera película sobre ese importante acontecimiento de la historia de España. El primer largometraje sobre un hecho que, de haber sucedido en Estados Unidos, estaría ya plasmado, no en uno, sino en cuatro o cinco thrillers políticos, y hace muchos años, como reconoce el director de 23-F, Chema de la Peña.
El primer metraje de la película nos presenta al teniente coronel Antonio Tejero (Paco Tous) más tierno, el hombre que se viste con su uniforme de guardia civil, se coloca el tricornio y se despide cariñosamente de su esposa. Cuando sale por la puerta marcha directo a cometer el mayor atentado contra la historia de la democracia española reciente.
El cierre de la película también es cíclico, y acaba con la salida del Tejero-Paco Tous del Congreso mezclada con imágenes reales del fin del golpe.
Retrato fiel del golpe
La película, producida por Lazona, es un retrato fiel de las 16 horas del fallido golpe de Estado y se centra en los protagonistas de la trama, Tejero, el general Armada y el general Milans del Bosch, que sacó los tanques a la calle en Valencia. El largometraje recrea los momentos que se vivieron en esos puntos y en otros lugares clave, como el Palacio de la Zarzuela o RTVE.
Uno de los principales alicientes de 23-F: La película es el haber podido rodar en los escenarios reales en los que se ejecutó el golpe, especialmente el Congreso de los Diputados, en el que consiguieron meter las cámaras gracias a la perseverancia de los productores. También se rodó en el acuartelamiento madrileño de El Goloso, la base de la División Acorazada Brunete, y en el Cuartel General del Ejército, el palacio de Buenavista.
A esta extraordinaria labor de localización se une un encomiable trabajo de casting y caracterización que permite identificar sin género de duda a todos los protagonistas del 23-F, políticos y militares. Muchos de los actores, como Fernando Cayo (en el papel de Juan Carlos I) y Ginés García Millán (como Adolfo Suárez) repiten papeles en la película después de pasar por las miniseries recientemente emitidas en televisión sobre el golpe (23-F: El día más difícil del Rey), y la Transición (Adolfo Suárez, el presidente).
Similar en muchos de los planteamientos al libro de Javier Cercas Anatomía de un instante -la primera versión del guion coincidió con la publicación en 2009 del ensayo-, no lo es en el tratamiento del personaje de Adolfo Suárez, figura central del antes y durante el golpe y del que se echa en falta una mayor profundización en el filme. Chema de la Peña lo justifica en las limitaciones de tiempo de una película y en la apuesta de la misma por la trama del golpe.
Después de las series televisivas
Precisamente la cinta ha tenido la mala suerte de coincidir en el tiempo con estas series televisivas. Pese a que la película comenzó a gestarse antes que estas series televisivas, los tiempos en cine son mucho más lentos que en televisión, y la cinta se estrena un año después, lo que puede restarle interés del público.
Pero la película tiene más vocación de documento gráfico, de ser referente para no olvidar ese triste acontecimiento. El cine español ha hecho por fin a justicia a la democracia, aunque se haya tardado 30 años.