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Antonio López según Antonio López, una autobiografía en el Thyssen

  • Es la primera antológica del artista en España en casi 20 años
  • Estarán sus obras más conocidas y otras aún inacabadas
  • La exposición puede visitarse del 28 de junio al 25 de septiembre

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La antológica de Antonio López en el Thyssen

Han pasado casi 20 años de su última gran exposición en España, la antológica del Reina Sofía de 1993, aunque el reconocimiento internacional al pintor español vivo más cotizado no ha cesado, como muestra la retrospectiva que le rindió el Museum of Fine Arts de Boston en 2008. Ahora, el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid brinda la oportunidad de que Antonio López (Tomelloso, 1936) sea más que nunca profeta en su tierra con una amplia exhibición autobiográfica: Antonio López según Antonio López.

Gracias al poder de convicción del director artístico del Thyssen, Miguel Solana, y con su hija María López como comisaria, del 28 de junio al 25 de septiembre se podrá observar la mirada de Antonio López sobre su propia obra, con alrededor de 130 obras que él mismo ha seleccionado y ordenado y que será, sin duda, el acontecimiento artístico del año.

La muestra dedicada al maestro del hiperrealismo español a sus 75 años reúne de manera equilibrada pintura, dibujo y escultura, los tres géneros a los que ha consagrado su genio, y se centra especialmente en los últimos 20 años de su obra, la desconocida para el público español, incluidas piezas inacabadas.

Así, la exposición se convertirá en una especie de retrospectiva desde la actualidad hacia atrás y en ella no faltarán sus obras más conocidas, desde su primera Gran Vía (1974-1981) a Madrid desde Torres Blancas (1974-1982), que le convirtió en pintor de récord de cotización al ser subastada por 1,74 millones de euros. Además de las vistas de Madrid que le han dado el reconocimiento, habrá cuadros de su Tomelloso natal, pinturas y dibujos de frutales, sus retratos de pareja y sus interiores, que proceden tanto de colecciones particulares y de la propia colección del artista, como de museos como el Reina Sofía, el Pompidu de París o el Fine Arts de Boston.

El pintor del detalle

Ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1985 y del Velázquez de Artes Plásticas en 2006, Antonio López es el máximo representante del realismo y la figuración española contemporánea, padre del hiperrealismo, pero su obra es tan personal que es difícil de clasificar, etiquetas de las que él mismo huye.

Apasionado de su trabajo, el artista, que se inició en la pintura con 12 años influenciado por su admirado tío, el pintor Antonio López Torres -con tan solo 13 ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando-, defiende la libertad como fuente máxima de la creatividad. Su obra se centra en la realidad que le rodea e investiga con los aspectos más cotidianos tratados con un detallismo cuasi fotográfico, pero sin bromuro de plata como intermediario.

El manchego convierte en arte los aspectos más cotidianos de la realidad con una elaboración lenta, metódica y meditada hasta el extremo para captar la esencia del objeto, paisaje o figura representada, que le lleva a rehacer, retocar y corregir durante años -ha reclamado en reiterados ocasiones a clientes obras ya vendidas para retocarlas-. "Para mí la palabra acabar no existe", ha afirmado el artista en muchas ocasiones como resumen de su proceso creativo, retratado fielmente en la película El sol del membrillo, de Víctor Erice y Premio del Jurado en Cannes en 2002.

Enamorado de Velázquez -"es el único al que siempre vuelvo porque siempre tiene algo que decirme"- y Veermer y duro detractor de Pablo Picasso -"Estoy harto de Picasso... ha tapado demasiadas cosas (...) y su presencia es abusiva", ha repetido mil veces con la autoridad que solo puede tener alguien que goza de prestigio internacional-, la mayor parte de su obra está en manos privadas, que le han convertido en pintor de cifras mareantes, que se olvidan al contemplar su sencillez y la entrega total a su trabajo en el día a día.

Madrid, el huerto y la figura humana

La distribución de las salas es "extraña y no previsible", según Guillermo Solana. El recorrido empezará en las salas de la exposición de la planta baja del Museo en un espacio que sintetiza su obra y la visión que Antonio López tiene de sí mismo como artista y como heredero de la tradición. Este espacio congregará los tres grandes núcleos de su producción y sus obras maestras de los últimos 20 años.

Madrid, que para López es "como el Purgatorio para Dante", en sus propias palabras, es parte fundamental de la muestra, que reunirá prácticamente todas su famosas vistas de la capital: desde su Gran Vía, 1974-1981, a la que dedicó madrugadoras mañanas de verano durante años, a la serie en la que todavía trabaja y que recoge la arteria principal madrileña a siete horas distintas del día del 1 de agosto, con los efectos que produce la luz a las 7:30, las 10:15, las 13:00, las 13:45, las 16:00, las 19:15 y las 21:00 horas.

También estará el Madrid desde Torres Blancas, 1974-1982, el Madrid desde Capitán Haya, 1987-1996 y el Madrid desde Vallecas, además del Madrid desde las afueras.

Otro de los protagonistas de este gran espacio será otro motivo fundamental de su obra, el árbol y su huerto particular, con pinturas y dibujos de sus membrilleros, desde 1961 a los 90 (incluido el de la película El sol del membrillo), además de calabazas y parras. Este huerto es la antítesis de las grandes vistas de Madrid y representa al artista enraizado con su pasado campesino manchego, el de sus padres labriegos.

El de la figura humana será es el tercer gran tema de su obra, representado a través del dibujo y especialmente desde la escultura, una faceta en la que está especialmente volcado en la actualidad. En la selección de Antonio López están desde las esculturas Hombre y Mujer, 1968-1994, del Centro de Arte Reina Sofía, hasta sus dibujos y bocetos y prototipo de su última gran escultura urbana,  La mujer de Coslada, de cinco metros y medio de altura y que se instaló en octubre de 2010.

Una de estas salas de la planta baja, bajo el título de "Ámbitos", se convertirá en "una especie de tumba egipcia, de monumento fúnebre, muy imponente", según adelantó Solana, con el doble retrato de Antonio López y su adorada mujer María Moreno en el centro y rodeados de pinturas verticales de ventanas, puertas, aparadores o alacenas.

El Antonio López de antes

Las salas Moneo del Thyssen estarán dedicadas a reconstruir la carrera del Antonio López de antes, con obras desde sus inicios a principios de los años 80. Esta parte reúne obras de los años 50 relacionadas con Tomelloso, figuras individuales o en pareja, retratos familiares y también paisajes e interiores de los años 70, de baños y cocinas.

En el apartado "Personajes" hay retratos de sus padres, de él con su mujer -la también pintora María Moreno y una de sus grandes musas- y de su hija María. En la sección "Interiores" pueden contemplarse sus mujeres en la bañera y su Mujer durmiendo (El sueño), 1963-1964, que el Ministerio de Cultura adquirió en 2005 en una subasta en Christie's por 600.000 euros para el Reina Sofía; y en "Alimentos" varios de sus bodegones.

La última sección de la exposición se centra en sus proyectos, con obras de los últimos tres años, entre ellas las series de flores como la de Rosas de Ávila, de los ramos de flores blancas que recibe su mujer cada año en un taller de pintura de Ávila al que asiste el pintor. También aquí se pueden contemplar las pinturas y esculturas de las cabezas de sus nietos, como las que dan la bienvenida a los pasajeros en la Estación de Atocha.

La exposición es exhaustiva y a buen seguro que las colas en a las puertas del Palacio de Villahermosa, bajo el tórrido sol de agosto que a Antonio López tanto le gusta captar, batirán todos los récords y se superarán las 325.000 personas que visitaron la Antológica del Reina Sofía hace 18 años.